Hace mucho, mucho tiempo…
Un trozo del Mediterráneo Griego, salió a recorrer el mundo llevando consigo a una Nereida (Ninfa del mar) buscando un lugar para ocultarla del Dios Poseidón mientras él, llevaba su propia búsqueda… “Un lugar de paz.”
En su afán recorrió muchos mares, se recostó en muchas costas, hasta que por fin sus brazos cristalinos acariciaron para siempre un maravilloso lugar.
Una bahía escondida por barrancas altas y ondulantes, cubiertas de exuberante selva indígena, tan agreste como natural, salpicada por islas, restingas de piedras que arrancaban espumas a las olas y luego estas llegaban adormecidas, calmas, deslizándose sobre arenas blancas y doradas, adornadas con conchillas y caracoles.
Mientras en el cielo hacia el este se recortaban las gaviotas, como apoyadas en los cerros azules que se divisaban a lo lejos.
Sí, ahí se quedarían, ya no buscarían más, ese era el lugar ideal.
Lejos de los enfrentamientos entre dioses donde fue escenario el Mediterráneo, desde la Gigantomanía, o peor aún, las disputas entre los hermanos Zeus y Poseidón, o cuando los dioses del Olimpo se repartieron las Polis y en el reparto Poseidón sufrió las peores derrotas por ser su dominio en el mar. Estallando de ira haciendo desbordar las aguas, provocando maremotos, fue ahí donde nuestro protagonista viéndose desprendido decidió escapar, y en su huida el destino le puso en el camino a la Nereida, que también huía despavorida de Poseidón, que en mala hora la había descubierto mientras bailaba con sus hermanas en la isla de Naxos, ocultas de dioses y mortales para preservar su virginidad.
Pero el Dios en su recorrida escuchó sus cantos y las encontró, al verla deslumbrante entre las otras quedó prendado de su belleza y juró en alta voz que ella debía ser su esposa, tan alto lo dijo que espantó a las Nereidas, que todo lo escucharon y corrieron cubriendo a la hermosa hasta el mar, donde desde los acantilados en su desesperación, se arrojó, se hubiera ahogado de no ser que el trozo del Mediterráneo que ya iba de partida la atrapó entre sus brazos, continuaron juntos convirtiéndose en amigos, hasta que llegaron a este paraje, en las costas de un río grande algo dulce y algo salado como mar, donde además se encuentra con un manantial de aguas blancas que viene saltando entre la frondosa vegetación , manantial y mar se han hecho cómplices para ocultar a la Nereida, cuando al llegar el ocaso una vez por año Poseidón llega de pie sobre las olas, imponente con su cabellera al viento, en su carro de oro conducido por caballos marinos y escoltados por infinidad de peces y seres acuáticos, que luego se quedarán fascinados por el lugar. Poseidón en su búsqueda de la Nereida se quedará sólo hasta el alba intuyendo que algo se le oculta…Por eso volverá… siempre volverá.
Hoy, para el mortal sensible que con su caña descansa mientras su mirada recorre el paisaje marino, es un misterio la atracción que siente, mentira que regresa ahí una y otra vez por la abundancia de la pesca, el trozo del Mediterráneo no se oculta a sus ojos, pues claramente se ve, pero una energía mayor que lo subyuga y lo encanta es lo que lo hace volver y mientras, sueña y proyecta como quedarse para siempre.
Si él pudiera ver el mundo invisible de los dioses comprendería, al ver y escuchar a la Nereida bailar y cantar a su alrededor, ignorándolo, pues aun pertenece a otro mundo, mientras el trozo del Mediterráneo riendo y jugando la salpica, felices de haber logrado por fin libertad y paz.
Con el tiempo los mortales se fueron acercando a esa bahía, atraídos por su magia, fueron poblándola. Ahora desde las arenas en la playa se puede sentir el aroma del Mediterráneo, mientras vemos en lo alto entre un crisol de verdes, blancos y rojos, teñidos con el oro del sol, casitas que van pintando de armonía el paisaje de ésta… mágica y mítica hoy, “Atlántida”.
Premio "Obra destacada"
En el "I Concurso Internacional de Cuento Breve" Ciudad de México.
Promovido por la UNAM, a cargo de las Dras en Filosofía y Letras, Herlinda Dabbah y Susana Arroyo Furphy
El cuento pertenece al libro "Voces con vida" |