El Arco Iris surca el cielo espléndido…Misterioso. Desde tiempos inmemoriales nos viene hablando de sus matices creados por el tiempo. los hombres de ciencia nos afirman.
-Son sólo gotas suspendidas en la atmósfera, que al atravesarlas el sol las descompone en varios colores. Y se quedan muy ufanos, “como si hubieran dicho la gran cosa”
¡Sabios eran los vikingos! Ellos decían que era un puente entre el cielo y la tierra.
Y los griegos cuando nos cuenta que la Diosa Iris decoraba el firmamento en la búsqueda de tonos para crear sus vestidos. “Vanidad de mujer que hemos heredado”
También recuerdo que para nuestros indígenas era un semidiós mensajero del sol, que se mostraba con rayos sagrados y el más fuerte en su color era la bendición de ese día, cada una de sus tonalidades protegiendo algo esencial.
-Yo personalmente les diré: ¡Por supuesto!...Defendiendo como siempre la ilusión, que es buen presagio contemplarlo, pues nos llena el alma de fantasías y eso…Es bueno.
-También me provoca nostalgias cuando recuerdo aquellos tiempos en que corría por los campos buscando el lugar donde nacía, porque los abuelos contaban que allí había un tesoro cuidado por duendes que celosamente lo guardaban.
-y están los que creen que la similitud de sus matices con los de nuestra lama, son un indicio de que proyectamos nuestros reflejos en el cielo, cuando estamos vibrando con las energías más altas en un acto de amor.
-Y eso me hace pensar, que esa forma de grandeza se presenta de vez en cuando para recordarnos.
Que lo sutil existe y puede verse y que en la transparencia de todas las cosas está la repuesta de nuestras esperanzas de nuestras preguntas, y ante todo eso descubrí:
Que inconscientemente ya sabía que al correr por los campos buscando el nacimiento del Arco Iris… el tesoro que buscaba no era otra cosa que mi propio espíritu. |