Él mira asombrado cómo el frío le carcome su pequeño cuerpo… y no entiende.
¿Me ves y no haces nada? A ti te hablo, a ti hombre que avivas ese estúpido
fuego.
¿Es que no sientes cómo el viento arrastra chispas y cenizas que golpean y lastiman mi cuerpo?
Los brillos apagados de esos ojos negros, a los que cobardemente yo les rehuía la mirada, parecían palabras silenciosas. Mientras tanto como un ente cargaba y descargaba el arma.
El también miraba de a ratos ese pedazo macabro de hierro como si fuera una prolongación mía.
No quería pero furtivamente a hurtadillas lo observo, con su piel curtida, apretándose sobre sí mismo buscando calor, tiritando de frió por fuera y por dentro, congelado de vacíos por todo lo que no tiene.
Allí en ese edificio semi-derruido, impávido continúo maniobrando con absurda torpeza, aferrada entre mis manos la estupidez de los hombres, que todo lo cambian sin darse cuenta de que somos absurdas marionetas de la codicia humana.
Bueno, y a mí qué me importa ese engendro famélico es un hijo de mi enemigo, qué culpa tengo yo de estar en esta circunstancia justo con él en el mismo sitio, no lo mataré. Por mí que siga donde está, ya llegarán mis soldados y me iré de este maldito lugar. Maldición no tiene más de diez años, parece enfermo, qué me importa… ¡qué me importa! en realidad todos estamos enfermos, maldita la hora, ¡Pero qué digo esto es una guerra! la libertad, la democracia, la justicia, tantas cosas están en juego, no debo desmayar. De alguna manera soy un héroe, sí soy un héroe, saldré de aquí, volveré a casa, me olvidaré de ti. -¡Escuchas: me olvidaré de ti! tú no me importas, ya no me mires… ¡nooo meee importas!
El ruido ensordecedor apagó mis gritos, corrí desesperado y abracé su cuerpo, el bombardeo ya estaba sobre nosotros.
No temas, estoy aquí, soy un soldado, un héroe, no te sucederá nada.
No sé cuántas horas pasaron: yo seguía entre polvo y escombros, apretando entre mis brazos el niño de mi enemigo.
En realidad, no sé si fueron horas, no sé si fueron días. En este momento me veo rodeado de extraños seres de blanco, mientras sigo apretando aquel niño muerto. |