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Estaban en una reunión las flores en el jardín del Edén.
Discutiendo muy preocupadas, como viajar por el mundo siendo que tenían aprisionado sus pies. Mirándose unas a otras haciendo recuento de sus virtudes, no entendían por qué debían padecer así. Si eran rozagantes sus pétalos y sus hojas maravillosas y erguidas en sus elegantes tallos, ni que hablar de la inmensa gama de todos aquellos increíbles colores.
Sin embargo las pobres flores agonizaban ya de tristeza en ese paraíso de ilusión. Se acaloraban buscando soluciones que no podían encontrar. La indignación les subía sus tonos y más calor les daba pensar y pensar .Exhalaban diferentes aromas y angustiadas por su situación ni cuenta se daban de lo que les sucedía. Pero atraídas por esas fragancias que el viento arrastró, llegaron cientos de pájaros y mariposas, revoloteando sorprendidas y curiosas que quien sabe que remotos lugares. ¡De pronto exclamo una rosa!
-¿Qué sucede. Por qué nos visitan de tierras tan lejanas?
La golondrina le contestó
-Nos atrajeron los fascinantes aromas que están impregnándose en el mundo, tocando todas las cosas con vibraciones que parecen venir de otra dimensión y creemos que una forma de grandeza en la tierra nació. Las flores ahogadas de profunda emoción comprendieron que todas ellas trascendieron a su libertad de una forma diferente sutil y grandiosa.
Al fin y al cabo la esencia es el alma de todas las cosas.
Hoy las flores se sienten libres y se saben hermosas, ya nada nunca las volverá a preocupar. |
