¿Cuál debe ser tu pecao? ¿Por qué temer al corazón?
¿Más quien pueda saber si el tumbao no ve sus
payasadas caminar?
“El silencio no oculta su disfraz en una vida no queda
más que andar”
Desde la ventana mira el ángel perdido. Ubica las alas
en el ropero y camina. Serenidad andando despertar
encuentra al sueño en movimiento. Egoísmo comparte
miedos, amor desnudo, deambular palabras. La
sonrisa de luna abarcando místicos universos sin
razón. Convergen amaneceres desafiantes alzados por
encontrar vocablos emulan tez sobre otra calle
espectral. “El silencio no es pecao más quien pueda
ocultar su disfraz en una vida no queda más que
andar” El tumbao vaporea palabras payaseando pasos
vigorosos metamorfoseando caras que no recordará.
La urbe lleva cansadas piernas flojas, diluidas,
anónimas. Otra vez el regreso de mil ocasos encuentra
el mareado naufrago paseando inconsciente. El viento
somete paciencias sucias alterando meaculpas ya
consentidas. Todavía quedan bríos dice el hombre
riendo en un colchón sobrando cualquier final. Se
desvela el mundo pateando cabezas sombiando un
cómplice día que el tumbao no verá.
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