En épocas remotas, las mujeres se sentaban en la proa de la canoa y los hombres en la popa. Eran las mujeres quienes cazaban y pescaban. Ellas salían de las aldeas y volvían cuando podían o querían. Los hombres montaban las chozas, preparaban la comida, mantenían encendidas las fogatas contra el frío, cuidaban a los hijos y curtían las pieles de abrigo.
Así era la vida entre los indios onas* y los yaganes**, en la Tierra del Fuego, hasta que un día los hombres mataron a todas las mujeres y se pusieron las máscaras que las mujeres habían inventado para darles terror.
Solamente las niñas recién nacidas se salvaron del exterminio. Mientras ellas crecían, los asesinos les decían y les repetían que servir a los hombres era su destino. Ellas lo creyeron. También lo creyeron sus hijas y las hijas de sus hijas.
*onas: primitivos habitantes de la Tierra del Fuego, virtualmente exterminados.
**yaganes: indios de la región de las islas australes de Chile. Actualmente habitan en la isla de Novarino, que forma parte del territorio o provincia de Magallanes.
Eduardo Galeano
"Memorias del Fuego" I - "Los nacimientos"
Editado en 1982"Memoria del Fuego (I)" |