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Ocultando la verdades más insólitas,
viajo sin rumbo aparente,
mientras tanto tus manos desnudas,
desasen mi vida cruelmente.
En la hermosa concordancia del Viturbio,
encuentro el número perfecto,
el cual, con sincronía exacta a mi estudio,
dan un ejemplo ya resuelto.
Obras, que aunque sin vida hablan,
las palabras no son su lenguaje,
en su esencia esta lo que proclaman,
ante el advenimiento de un nuevo semblante.
Mientras nuevas invenciones son halagadas con jolgorio,
antiguas creaciones son desdeñadas,
y los hombre miran al mundo con gran odio,
sin saber que en sus manos están sus vidas.
Es ya tan bella mi querida Florencia natal;
que ni mejores estructuras la pueden engrandecer más,
espero algún día poder ponerla en un pedestal,
en el cual la personas envidiosas la quieran imitar.
Don o desgracias la inteligencia que obtuve,
igual no encuentro la solución al dilema,
es más bella la vida eterna que por la que anduve,
pues no lo se, la alcance o no, ese es otro tema. |