Me parece ver manzanas desparramadas
Hilos de espuma
Saliendo de las carnicerías cerradas
Donde nos besábamos pusieron una tienda de ropa usada
Los perros pasan torpes
Rengos
Como los colmillos de las mañanas
El paso de las muchachas
Por la taberna desaliñada
No conduce a nada
Y en la librería A
Y en la B
Venden cultura y papelería
Nociones exquisitas
Como los senos
De las señoritas que atienden
Esta tierra
Olvidada de si misma
Así el viejo teatro
Rodeado de afiches pegoteados
Superpuestos
Y aquella señora
En la esquina
Contándole desdichas a su radio portátil
“no se asuste joven, hablar sólo hace bien,
¿no tiene un cigarro?”
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