Permanece en la ladera de su espalda
Como langosta
La angosta frontera de sus contornos
Ondea entre sus cabellos castaños
Permanece
perverso escribiendo
entre cúmulos de insondable misterio
Al acecho y no
Sabe que vivirá para estar vivo sólo unos momentos
entre el refugio de su cuerpo
y el horizonte incómodo.
Permanece y
amanece despierto
como atribulado insecto
soportando sus contornos
Sus ojos se le han vuelto linterna
nada de nostalgias
Es demasiado ácida la sustancia
que guarda
como para que el olvido
le recite al oído
lo que no quiere
y se fíe demasiado
del calor de las carnes calientes
Porque sabe solamente lo que sospecha
el insecto se mantiene pequeño y razonable
caminando entre los cubiertos
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