Canta un verde mi corazón en esta tarde
cuando llega tu nombre a mi ventana
espuma de otoño, cascada de amoríos
pecho adentro resuena en mi esperanza.
Teje la luz su concierto de colores
sobre la tenue quietud de mis espaldas
tiñendo en rosas las voces de mi patio
murmurando sombras que giran y te llaman.
Van creciendo por el aire dos palomas
desgranando un caudal de filigranas
mientras danzan por los sones del silencio
encendido vespertino en mis pestañas.
Una de ellas regala en arabescos,
y para mí,
la alegría del amor sobre las alas,
dibuja con su vuelo melodías
me dicta una poesía enamorada.
Cuando el sol comienza a ajarse lentamente
en el ocaso vítreo de mi sala
desprejuiciada llega a mí
y en mí se queda
bebiendo mis caricias, mis palabras
y en susurros sutiles se confiesa
que ella eres tú, la niña que me ama.
|