En los azules de lluvia
tu piel es gruta de savia
que nutre tu andén de rosas
que tiñe de son mi fragua
y en este andar de poesía
se mece sobre la escarcha.
Porque te surcan los aires
dormidos sobre las sábanas
en las que besos reposan
como las mieles del alma
por una aurora embebida
de pétalos, luz, manzanas.
Las trazas de nuestros cuerpos
frágiles hilos, metáforas,
como promesas de fiesta
vestidos de ojeras lacias
se rasgan bajo las lunas
de muslos, de mar y plazas.
Bajo tu arista sin tiempo
vibra el clamor de mi almohada
con el misterio de soles
que las penumbras dilatan
y te bautizan alondra
con los suspiros del alba.
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