Súplica de sábado
en el desierto: runas,
pliegues de las historias
rústicas y en colores
sordos como tu voz.
Deambulas por la hoja
de ruta de tus viajes
hacia aquel mudo parque
que nunca abandonaste,
al que nunca llegaste,
al que no llegarás.
Pierdes el tiempo, ave
que vuela y que te ignora,
mientras piensas y piensas
en tus amados muertos
presentes y que esperan
que abandones la tarde
de juegos y fantasmas,
que te unas a ellos
y alimentes el fuego
de la verdad. Oremos.