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Cuando el sol al nadir ya se encomina
reflejando en el mar su último aliento,
pintado de colores sopla el viento
y el ocaso en Valizas se esfumina.
Imposible vivir noches más bellas.
Candombe. Tamboril. Canto y guitarra.
La penumbra. El sonido que desgarra
el silencio velado por estrellas.
A lo lejos el faro que ilumina
fugaz astro que raudo se divierte.
Atalaya cuidando nuestra suerte,
luy y sombra en la noche mortecina.
La luna al mar gentil se entrega entera
y el mar acepta el reto y se embravece;
se multiplica en olas; se enternece
y la acoge en la noche valicera.
Las sientes y al sentirlas, poetizas.
Mas no hay verbo que exacto lo expresare,
ni espectáculo tal que se compare
a las mágicas noches de Valizas.
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