Soneto |
Montado en una constelación, así, pareces el antropoide cabe un pingo de mar. No un jinete sino el camalote que enciende la farola de una flor sobre el aceite móvil. Poeta: el soneto es un féretro. El olor del muerto anda en torno nuestro, contagioso, infecto. Yo pagaré el entierro y hasta cien gimoteros, pues nadie de sus deudos querrá perder un céntimo, como heredero, en hipotecas y en alquiler de templos. No al cementerio, sino a un lazareto, para que el océano, el viento y los cuervos le echen una palada de plata y el pésame a los deudos. |
Juan
Estevan Fagetti
El País Cultural Nº 248
5 de agosto de 1994
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