Detrás de la persiana la anciana farisaica observaba
Primero fue el carro azul a las papelerías
Nunca la bruma densa
Pero de amor también se vive
Los postigos se cierran en las primeras horas de la mañana
Sobre sus pasos retrocede el maestro descalzo
Sin sermones la nostalgia
Es una rama que se quiebra
Bebe su café la anciana chorrea su baba
Persiana arriba bien alto hasta las chimeneas negras
Grasientas difusas vetustas como
Las ruedas azules
El desencanto perpetuo de la heroína cae como gotas
Hacia las bocatormentas los adoquines húmedos trepan por la celosía
Se desplaza la anciana seductora con agilidad de un extremo al otro
Dominando la escena su desnudo soberbio
Lluvia y viento han dejado su impronta finisecular
Nadie detrás ¡corroída postal sin tiempo!
La anciana se muere cuando el amor se rompe
Y el azul se ablanda |