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Anoche hizo su
entrada la primavera…
Me desperté de madrugada
a cambiar la hora
y aproveché para mirarte
detenidamente mientras la luna
te iluminaba por completo. Y vi
el nacimiento de una nueva estación
en ti, fuente inagotable de mi vida.
Sincronicé nuestros relojes
mientras la noche seguía iluminando
y meciendo tus sueños, y tú sonreías,
ajena a mis divagaciones y pensamientos.
Me asomé a la ventana,
una estrella fugaz daba giros en el cielo,
titilando enigmáticas haces de luz…
Feliz,
acabó al final desapareciendo,
entre vueltas y más vueltas.
Me giré y te vi,
tenías los ojos abiertos,
aunque continuabas dormida.
La primavera también
acababa de nacer en ti,
así que no me pude resistir
y te di un beso, murmuraste entonces algo
inteligible entre tus sueños, me pareció que
dijiste: “yo también te quiero, amor mío”. |