Después de la guerra civil española, mis padres gallegos decidieron pasar un poco menos de hambre en Barcelona, y yo no tuve mejor idea que nacer ahí en el año 1944. En 1949 sufrí mi primer trasplante en Buenos Aires. Cuando contaba con 40 años, decidí obtener la ciudadanía argentina para equivocarme, (como la mayoría), al votar. Hace más de medio siglo que vivo en San Antonio de Padua (Buenos Aires).
Dentro de poco cumpliré 40 años de casado con la mujer que amo. Con ella tuvimos cuatro hijos: Uno para el recuerdo, tres para la esperanza. Y de ellos ya tengo tres nietos (dos niñas y un varón)
El escritor que hay en mí, escribe compulsivamente desde que tengo memoria.
Mi paso por los Talleres Literarios de Dalmiro Saénz, Gabriel Landoni, Juan Alberto Núñez y Josefina Veiga fueron puliendo las aristas que en mí había.
Participé en varias Antologías. En revistas locales y diarios, me publican muchos trabajos.
Gracias al narrador que tiene mi otro yo escritor, en 2001 y 2003 la Universidad de Morón me distinguió con 3º Premio en Cuento Breve. En 2006 la SADE de Capital me premió un cuento. Lo mismo hizo la SADE de Morón en abril de este año.
En el mismo mes, el Diario PENSAR de San Antonio de Padua, me distinguió con una estatuilla, nombrándome “Personaje Destacado en Literatura del año 2007”.
En julio de este año, “La Sociedad de Socorros Mutuos Española de Coronel Dorrego” (Bs. As.), me distinguió con el segundo premio de Cuento.
En varias páginas de Internet me publican muchas obras.
En junio de 2006, en la Biblioteca de Morón, hice la presentación de mi primer libro:
“Historias en Sépia”. En él volqué toda mi emoción, ilusiones e ironías. Lo hice esperanzado en que, si el que me leyera, en algún cuento, aunque fuera en una frase, sintiera algo parecido a la ternura, yo me daría por satisfecho.
El otro día, me convocaron en la Escuela Nª 23 del Partido de Merlo a leerles trabajos míos a chicos y chicas de distintos grados. La experiencia fue hermosa, tanto para el yo narrador, como para el yo escritor; y sobre todo para mí, (el simple hombre que soy), pues la atención y comprensión que experimenté de los alumnos y alumnas, además de alimentar mi ego, me emocionaron.
¡Gracias alumnado todo de la hermosa Escuela Nª 23 del Palomo! |