Un argentino |
Escuchaba
asombrado la música que a medio tono difundían... Y
yo me hice en tango, en barrio, en suburbio. - ¡Que lindo lo cantaba Julio Sosa! - A pesar de que el se hizo en rock, con el flaco, con Fito... -Como dice este loco de Carlos, vale hombre, vale por un momento, que la vida es hoy, ayer ya no está y mañana veremos. Estaba sentado en la barra de un restaurante sobre la playa de Barceloneta, era una noche tibia y podía observar la luna que extendida sobre el Mediterráneo llegaba hasta la costa. Esperaba a Carlos, le había pedido que le hiciera pierna con una amiga de la esposa recién llegada de Valladolid, que él no conocía, pero por referencias sabía que era muy atractiva y simpática. Joaquín se lo imaginaba, debía ser un bicho de aquellos, pero era un jodón macanudo este catalán, lo apuró y no se pudo negar, menos todavía siendo su jefe. No conocía a la esposa pero la suponía del mismo temperamento. ...Por que el tango es macho, tiene olor a... – EEE tío, que aquí estamos. Giró sobre la banqueta y vio a Carlos entre dos hermosas mujeres. Hubo una que lo atrapó, y vio la noche vestida de yérsey con tacos altos. El beso en la suave mejilla de Rocío le hizo vibrar el fuelle. Durante la cena todo fue bromas, chistes de doble trama, risas y vino. Después el amigo los llevó a un boliche con reminiscencias de las viejas boites de Olivos, se sintió en Reviens, o en Atelier. Carlos parecía -sin estar borracho- adelantado en copas, y las bromas e insinuaciones pícaras que le hacía a Nati, pelirroja, dueña de un físico exuberante y un andar de pantera que erizaba los pelos, confirmaban la idea que se había formado del matrimonio, rápidamente se fueron a bailar y los perdió en la oscuridad de la pista. Él quedó con Rocío, con el temor de meter la pata y quedar mal con su jefe, pero como un volcán a punto de su erupción. ¿Tú solo bailas tangos?.-Dijo ella. También tangos. – Le contestó Bueno cuéntame algo de Buenos Aires, algo tuyo. Hilvanó algunas frases con fantasías al voleo que la hicieron reír. Contame vos algo de Valladolid. – Le deslizó Rocío comenzó a reír y no pudo hablar, cuando se tranquilizó le tomó la mano arrastrándolo a la pista, en ese momento la música sonaba a rumba flamenca, con ritmo pero sin estridencias... El yérsey de la noche, que también tenía escote, se movía en consonancia con esas caderas delicadas pero atrapantes, los brazos largos y finos eran dos serpientes en movimiento con manos para acariciar. Y él sufría como Adán mirando la manzana. La música se fue tornando lenta y pasó por encima de su indecisión, ya no bailaban sueltos, sus mejillas se juntaron y el brazo de Joaquín rodeaba la espalda de Rocío. No recuerda que bailaron, sí el sabor del lóbulo de su orejita, los suspiros... ...Pero de pronto, en el momento en que acariciaba su cuello con los labios, ella se separó y le pidió sentarse para tomar algo fresco. Él lo hizo a su lado reteniéndole la mano, ella se la apretó ligeramente y la retiró mientras lo miraba con esos ojos negros que atravesaban la frondosidad de su cerebro. -Mira Joaquín, tu haces honor a la fama de los argentinos, sois rápidos, muy rápidos y... Pues que me has cogido mal parada, no te diré porque, solo que vivo sensaciones muy enfrentadas. -¿Pero no te das cuenta que estamos solos? Carlos ya se debe haber marchado con la mujer. -Precisamente, es que eso no me cae bien, no me agrada ser plato de regalo, perdóname y vámonos, confío en la otra fama que también tenéis los argentinos, la de caballeros. Quedó duro, sin saber que posición adoptar... Le tomó las dos manos, se las besó con suavidad y mirándola comprensivo le dijo, - Te envidio el temple y si realmente confias en mi caballerosidad, permitime que te invite a tomar un café con Brandi en mi apartamento, mientras conversamos escuchando algún tango y te tranquilizas. Con aire dubitativo aceptó. Cuando caminaban desde el auto hasta la puerta del edificio, notó que Rocío ya no tenía gracia ni sensualidad, sus movimientos le hicieron pensar en la luna con tapado y mocasines. Entraron
al departamento, ella se sentó en un sillón y él puso un CD del
“Polaco” Goyeneche. Cuando regresó de la cocina con el café y el
Brandy escuchó, -... yo te di un
hogar, siempre fui pobre pero yo te di un hogar... Las mejillas de Rocío
estaban húmedas, se dio cuenta del error
y lo cambió por uno de Gardel. Puso azúcar en su pocillo y ya sentado a su lado, arrimándoselo a los labios, sorbo a sorbo se lo fue dando. Ella le sonrió agradecida, luego puso la copa en su mano y tomando la suya humedeció su paladar, Rocío en cambio tomó un fuerte trago, se la retiró para que no siguiera bebiendo y tomándola la obligó a pararse para bailar “El día que me quieras” , fue cuando ella dijo, - Gracias por tu dulzura, la había olvidado. Luego se aferró a Joaquín y siguieron moviéndose con leves movimientos, tal vez en ese momento las ondas positivas se conectaron. Se
sentaron y mientras ella tomaba un sorbo de Brandi, él volvió a lo suyo
y puso al flaco Charly García: Cuando
estés mal cuando estés sola, no te olvides de mí, por que sé, que te
puedo estimular... El flaco logró lo que él no hubiera podido. Rocío acepto su beso y poco a poco dejó los tacos altos y el jersey para transformarse en una ninfa del amor. No hubo un tú o un yo, hubo un nosotros a la luz de la luna, que desde el ventanal, sonriente, proyectaba claridad sobre sus cuerpos. El domingo cuando despertó, ya no estaba, sobre la almohada había una nota: “Me marcho, no quiero dañarte. Una entrega tan intensa, aunque corta, vale una vida. Por favor no me busques, no te pertenezco. Me llevo algo, he cogido para mí tu CD del flaco, como le llamas”. Ya no existía la noche y el sol insolente penetrando en el dormitorio lo agredía. Ella ya estaba dentro de él, pero no a su lado. Cerró la ventana con bronca y en la penumbra sintió el pecho dolorido y el cerebro vacío. Pasado un tiempo comenzó a reaccionar, pensó llamarlo a Carlos para saber de ella, pero recordó la nota “Por favor no me busques, no te pertenezco... “. - ¿ Entonces le pertenece a otro y.. ? No Rocío no es de esa clase, mejor que espere a mañana y le pregunte a Carlos. El lunes quería hablar con su amigo, pero fatídico como todos los lunes, el supervisor le avisó que habían faltado varios operarios y la línea de montaje estaba atrasando la producción. Dos malditas horas le llevó superar la situación, nunca había maldecido tanto a alguien. Al regresar a su oficina le informaron que Carlos quería verlo; y los brillos del jersey iluminaron su día. Cuando entró, el jefe le pidió a su secretaria que trajera dos cafés, uno bien cargado junto a dos aspirinas. -Siéntate Joaquín y perdóname, es que todavía me dura la resaca y falta de sueño. La pelirroja me ha ordeñado hasta dejarme hecho un papel. ¡Que tía! Joder, que no se cansaba nunca y siempre pedía más. -Pero en fin, mira... - en ese momento llegó la secretaria con los pocillos de café humeantes -Gracias Monse puede retirarse, sírvete azúcar tío que se enfría. Como había comenzado a decirte, que me ha comentado mi mujer de tu caballerosidad el sábado. Pobre Rocío, las que me soporta, pues nada, que te has portado como un amigo y quería agradecerte... Fue un golpe tan intenso que lo dejó sin habla, solo atinó a pararse con un gesto de no tiene importancia. Se retiró de la empresa y manejó a la deriva hasta que se encontró en Parc de Montjuic, estacionó y trató de tranquilizarse. Telefoneó a la casa de ella y le respondió una empleada informándole que la señora había salido, inventó una historia y le pudo sacar el número del celular. Ansioso la llamó, al escuchar su voz se sintió tan inhibido que cortó la comunicación, no supo que decirle. Volvió a intentarlo, cuando ella atendió, le dijo, - Rocío soy Joaquín, por favor no cortes debo decirte algo muy importante y necesito verte. Ella demoró un poco, luego respondió, - Imagino lo que me vas a decir, te pido que no me busques, tu presencia me perjudica; acabo de estar con mi abogado y le he iniciado a Carlos una querella por infidelidad reiterada, ya no puedo seguir así. Apenas llegue a casa se lo voy a comunicar y le pediré que se vaya, o me iré yo. Tomé la decisión el domingo, luego que todo esto acabe, si lo deseas, podremos encontrarnos Quería tenerla entre sus brazos, protegerla, tranquilizarla, pero era imposible, lograría empeorar su situación, solo quedaba ser un espectador silencioso, y terminó un lunes de brujas intentando pensar alguna solución sin lograrlo. El martes, cuando llegó a la empresa se enteró de lo que era comentario generalizado, Carlos había tenido una discusión hogareña en la que había agredido a su esposa y estaba en la policía declarando. Llegó cerca del mediodía, Joaquín no podía soportar que Rocío fuera maltratada. Entró a la oficina de Carlos y observó su mano derecha con los nudillos vendados, éste levantó la vista y vio los ojos de él fijos en su mano, se reclinó hacia atrás y sonriente le dijo, - Mira como me ha quedado la mano por culpa de esa arpía. Te iba a llamar, pues como buen amigo que eres necesito que me hagas un favorcillo, que declares que el sábado por la noche estuviste con Rocío a solas en tu apartamento, es la única salida que se le ocurre a mi abogado. Nunca vio llegar la trompada que le puso en medio de esa cara de pícaro sonriente, pero cuando despertó, lo hizo despedir con la correspondiente denuncia policial. La policía lo detuvo y tras una charla con su defensor, quien alegó que la de Joaquín había sido una reacción inconsciente ante la infamia del denunciante, éste quedó en libertad. El Directorio en una apresurada reunión, en principio confirmó su despido e intimó a Carlos a que definiera su situación familiar en forma rápida y silenciosa, ya que causaba mala imagen a la empresa. Pasó varios meses buscando otro trabajo, pero con ese precedente no lo logró, el título de Ingeniero se reía de su estupidez. Hace seis meses que regresó a la Argentina, con lo ahorrado pudo comprar una casita en el Gran Buenos Aires y un taxi, con el que se defiende hasta que alguna de las empresas donde sigue presentando su currículo lo llame. Cuando le viene el bajón recuerda “La vida es hoy, ayer ya no está y mañana veremos”... En cuanto a Rocío, se va adaptando con facilidad y lo estimula para que no se desanime. |
Julio R. Hernández
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