Espera |
Un
café. El último café. ¿Será el último? Quizá... No, que quizás. Vamos, con fe, con confianza. Seguro va a venir. Caminando despacito, como siempre, con una gran sonrisa. Se va a sentar y al mirarme, va a contestar a mi eterna pregunta, con un Chiquito... como siempre me dice, y a continuación las palabras que yo tanto espero; para después entregarme todo, tal como lo he soñado, casi a escondidas, con ese permanente temor, con tímido desenfado, observando como gozo el momento. Que
estúpido, ya estoy navegando como si fuera Internet. En realidad es el último
café, otra cosa es fantasía, un estado de deseo con pocas posibilidades
de concreción. Jamás
me dijo las palabras que yo espero, ni me dio, a pesar de mi insistencia
lo que deseo. ¿Por
qué va a ser distinto ahora? ¡Que
negativo! ¿Porqué no?
Es mujer y caprichosa, que sé yo, en una de esas... Ella sabe
cuanto ansío tenerla a mi lado, que me abrace y me mime. Sabe que yo sería
su esclavo, buscaría cosas superiores, que si me respalda sería un
triunfador, y con la
seguridad que me daría me jugaría con todo... ...Pero
ya lo veo, es el último café... Ahí
entra, conque seriedad viene caminando.
Me pasa por esperarla, lo peor, sabiendo que es en vano. Llega
a mi lado, me mira y sin sentarse, con voz aguarrentosa y desafinada
dice: -La suerte te sigue esquivando Chiquito, le jugaste al
borracho y salió La Niña Bonita, que vas a hacer, la suerte es una mina
caprichosa. Ahora sé que es el último café... Gallego, ¿lo anotas? Mañana te lo pago. |
Julio R. Hernández
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