El profeta |
La
ballena lo escupió
en la
playa
de San
Antonio Oeste
o en algún
sitio
cerca de
allí.
Caminó
tierra adentro
armado de
un mapa
del Paraíso
en el
norte
de
Argentina.
Llegó a
una ciudad
llena de
fábricas
y empezó
a enseñarles
lo que
llevaba.
Lo
encerraron
en un
cuarto
y le
dijeron
que se
callara.
Lo
estudiantes
pasaban
delante de su puerta
sin saber
quién era.
Adentro,
estudiaba
minuciosamente
los
poemas
de César
Vallejo.
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Robert Gurney
De El cuarto oscuro y otros
poemas, 2008
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