Francisco Umbral, Mis queridos políticos. Retratos poéticos y antipoéticos, edición de Guillermo Laín Corona, Renacimiento, Los Cuatro Vientos, 2017.

reseña de Margarita García Candeiro - Universidad de Huelva

Con el título de Mis queridos políticos vio la luz, a finales de 2017, este volumen que reúne un significativo conjunto de artículos de prensa y fragmentos de otras prosas escritos por Francisco Umbral a lo largo de los años que conformarían la transición y las primeras décadas de democracia en España. En una extensa y documentada introducción, Laín Corona ofrece una serie de claves interpretativas para abordar la selección de la que fue una de las principales pasiones umbralianas: la del periodismo, ejercida especialmente a través de su columna de opinión en las páginas de El País y, después, El Mundo, y que lo convirtieron en un creador tremendamente prolífico, que pergeñó una pieza al día durante casi cincuenta años, con pocas excepciones. La actividad periodística de Umbral, no obstante, aparece como una flexión más de su condición de polígrafo, y Laín Corona ofrece un somero repaso del acercamiento del autor a distintos géneros, siempre desde una óptica que une el épater con el lirismo. En ese sentido, el editor se detiene en reflexionar sobre la «estética de la provocación» de un escritor que recurre a todo el abanico que media entre el humor y el insulto, y emplea la noción de «autoficción» para explicar el sofisticado mecanismo con el que, al cabo, se ha apuntalado la construcción de un personaje: el Umbral bronco y polémico, desvergonzado, hipercrítico y atrabiliario a la vez, que ha generado una imagen de autor acorde que, como ocurre con muchos perfiles públicos, acaba por devorar al hombre de carne y hueso que hay debajo.

En este sentido, la antología parte de un propósito correctivo, el de equilibrar un tanto esa percepción extendida del Umbral punzante y corrosivo para ofrecer sus virtudes líricas, exhibidas en su poemario Crímenes y baladas (1981) pero, sobre todo, en su inolvidable Mortal y rosa, así como en su prosa más benévola, donde exhibe sin reparos su admiración por algunas figuras que poblaban el escenario político y social de una época. A este primer criterio selectivo se unen otros que lo completan: los textos proceden, en una gran proporción, de sus colaboraciones periodísticas, como se ha dicho, y algunos, los menos, están extraídos de libros estrechamente ligados a la actualidad histórico-política, como prueban títulos como Del 98 a Juan Carlos y Amado siglo XX, por citar solo dos de ellos. Laín Corona distingue entre «retratos poéticos» y «antipoéticos» para referirse, en el primer caso, a aquellos que alaban y, en el segundo, a los que se recrean en la censura y la sátira. Se centran, además, en un perfil específico: el de los políticos, sobre todo en aquellos cuya actividad era contemporánea a la escritura umbraliana, pero con algunas inexactitudes afortunadas: al lado de Franco, Rajoy, Fraga, Pujol, Borrell o González, desfilan Allende, Juan Pablo II, Rigoberta Menchú o Fidel Castro.

La muestra se divide, asimismo, en dos partes: la primera, titulada «Políticos/as desplegados», aborda las figuras de diferentes políticos siguiendo un orden alfabético. Para ello, compone una especie de collage de textos umbralianos que se aproximan al personaje en cuestión desde distintas épocas y desde distintas ópticas, aportando una perspectiva poliédrica que permite, en ocasiones, identificar una determinada evolución en la mirada umbraliana. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el personaje de Aznar, merecedor de una displicencia inicial que se va trocando en admiración y elogio rendido después. Anguita, Cascos, Botella, pero también Barrionuevo (y su inseparable Vera), Miguel Ángel Rodríguez, Rosa Conde y Jesús Gil, Caldera y Zapatero, Díez de Rivera y Suárez, Gutiérrez Mellado, Enrique Múgica y Nicolás Redondo van siendo objeto de una aproximación caracterizada por el aprecio desmedido, el desprecio sin ambages o, en fin, la ambivalencia. En ese sentido, resulta sugestivo comprobar cómo ese «compromiso con el comunismo» al que hace alusión Laín en la introducción, y que se plasma de modo obvio en su retrato de La Pasionaria, se concilia con «sus simpatías por ciertos políticos de derechas» hasta el punto de conformar una arista muy productiva en los posicionamientos umbralianos, que acaban revelando contradicciones que, sin duda, se podrían explicar desde las nociones bourdieuanas de habitus. También es especialmente llamativo el repudio que le merece Felipe González, protagonista principal de muchos de los años aquí recreados, en la medida en que la crítica acerba de Umbral reconoce, en tiempo real, la desideologización progresiva de los partidos de izquierda y, en general, de una sociedad entregada al desenfreno del consumo y la aparente modernidad. En otras ocasiones sus diagnósticos no parecen tan lúcidos, como cuando define a Esperanza Aguirre como cercana al socialismo, pero eso no resta, como es evidente, valor a sus pinceladas amables. La segunda parte de la antología, con el nombre de «Cacao maravi-llao», compila textos de otras procedencias alrededor de los mismos personajes y, frecuentemente, desde las mismas posturas. En una edición sumamente cuidada, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados la casa de Abelardo Linares, Laín Corona también se ha dedicado a identificar, en notas a pie de página, el uso de algunos recursos métricos en la prosa umbraliana y la procedencia de algunos guiños intertextuales, recurso muy socorrido en el escritor. Con vistas a una futura reedición, habría que pensar en introducir algunas referencias a los contextos que han provocado determinados artículos o determinados juicios, en la medida en que la actualidad va derivando en historia.

Mis queridos políticos es un volumen divertido, de lectura amena y un tanto punzante, cuyo lenguaje, en ocasiones, nos permite darnos de bruces con las ventajas y las desventajas de la corrección política. No es la única lección que extraemos del libro. Si, como decía Goethe, toda poesía es de circunstancias, eso no hará más que encarecer el valor de esta escritura articulística, que, nacida con vocación efímera y volátil, acaba superando su propio carácter coyuntural para ofrecer un muestrario de los vicios y virtudes de los géneros de opinión, pero también de las luces y las sombras de una época, la configurada por los primeros años de libertad política, con sus éxitos y sus derrotas. Y, sobre todo, ofrece un testimonio inestimable sobre una transición especialmente compleja: la del intelectual de izquierdas y los espinosos equilibrios malabares que tuvo que poner en práctica para relacionarse con un poder que, súbitamente, se hacía inusitadamente próximo.

reseña de Margarita García Candeiro - Universidad de Huelva
 

Publicado, originalmente, en: Anales de Literatura Española Núm. 31 (2019), pp. 321-323

Anales de Literatura Española es una revista científica del Área de Literatura del Departamento de Filología Española de la Universidad de Alicante

Link del texto:

https://ale.ua.es/article/view/2019-n31-francisco-umbral-mis-queridos-politicos-retratos-poeticos-y-antipoeticos-edicion-de-guillermo-lain-corona-renacimiento-los-cuatro-vientos-2017

 

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