Entrevista sin palabras

Margarita Xirgu

Crónica de Francisco Ferrándiz Alborz

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XX Nº 961 - Montevideo, junio 17 de 1951 versión en pdf.

Margarita Xirgu en la tribuna de Arte y Cultura Popular, en el Paraninfo de la Universidad, durante su disertación.

Fue ... ¡Hay que ver cómo pasa el tiempo! Sin embargo, siento la impresión de que fue ayer, ese ayer de mi adolescencia de estudiante y soldado. Llegó Don Benito Pérez Galdós a Valencia acompañado de Margarita Xirgu y Enrique Borrás. Aquella noche se representaba "EL ABUELO". Desde el rincón más alto del gallinero del teatro Principal seguí la interpretación de una obra leída y releída, que entonces empecé a captar en su complejidad psicológica. El brinco de una medianoche de estrellas nos invitó a deambular por las calles de Pintor Sorolla, Barcas y plaza Emilio Castelar. Una edición especial de prensa nos dio la noticia de la muerte de Joselito en la plaza de toros de Talavera de la Reina. Parece hubo duelo en palacio.

Recuerdo de entonces la palabra balbuciente de Pérez Galdós, casi ciego, con su bufanda doblada al cuello, paso vacilante sostenido por Margarita ... ¿Ha valorado la inteligencia española lo que Pérez Galdós representa en el resurgimiento social y literario de España?

Cuando Margarita Xirgu aparece en el estrado del Paraninfo de la Universidad de Montevideo y agradece los aplausos del público, su sonrisa nos traslada a la sonrisa de aquellas primeras ovaciones, y también ¡cómo no!, a la nostalgia de aquella días de contacto ingenuo con las cosas del arte.

Ella nos evoca su aparición en un escenario de Barcelona, en uno de esos teatros de barriada, clase media y sociedades obreras, que ven en el arte escénico una distracción culta. Cosas de aquellos tiempos ingenuos. Ingenuos en su doble sentido histórico y literario, por ser años de confluencia de estilos, creadores unos, decadentes otros, y entre ellos, dos fundamentales: romanticismo y naturalismo.

Margarita Xirgu nos dice que la primera obra en la que tomó parte fue "Don Alvaro o la Fuerza del Sino", en 1903; que en 1905 representó "Teresa Raquin”. de Zola, y en 1906 “Mar y Cielo”, de Guimerá. Es decir: la sensibilidad artística de Xirgu se modelaba con el romanticismo español, el más romántico de todos los estilos románticos, aunque el último, entre los europeos, en adquirir expresión literaria, el naturalismo francés, fundador de la escuela por razones de clima espiritual, y el naturalismo poético de su tierra nativa Cataluña.

En 1912 se incorpora al teatro castellano, iniciando la conquista del mundo hispánico. Unos años más. Los de mi primera visión de la actriz, tienen un fondo de inquietudes intelectuales y políticas. Azaña era un asiduo contertulio del Ateneo de Madrid, que en la revísta "ESPAÑA" se expresaba con un estilo terso y soberbio, estilo castellano que alcanzaría su máxima calidad en “El Jardín de los Frailes”. Companys ondeaba su romanticismo de corazón y barretina, y ¡cuán inverosímil entonces su tragedia de pie descalzo sobre su tierra! "YERMA'', de Federico García Lorca, era una sombra en la constelación de los sueños inmortales. Y todo vino con paso lento de tragedia.

¿Hasta que punto han quedado indelebles en el estilo de Margarita Xirgu sus primeras influencias? En el transcurso de su vida artística hemos visto, y ella lo ha recordado, sus preferencias por el teatro poético, poético aunque sea sin versos. Desde la Fedra , adaptación de Unamuno, en el teatro romano de Mérida, hasta "Yerma", de Lorca: desde "Fuente Ovejuna” de Lope de Vega, hasta "Marianela”, de Pérez Galdós. Margarita Xirgu ha recorrido todas las facetas de la escena dramática, destacando en ellas el aliento poético, porque lo que en escena triunfa, por ley de naturaleza artística, es el impulso poético. Pieza teatral que no repercute en la emoción poética del hombre es porque no merece los honores de la representación, o está mal interpretada.

Pero si bien Margarita Xirgu habla de su preferencia por el teatro poético, no ha dicho cual ha sido su misión sembradora de poesía en el sentimiento del pueblo español e hispanoamericano. Ella, que se incluye en el común denominador de la vanidad, característica de los comediantes, no ha hecho uso de ella al valorar su labor teatral. No sé si alguien lo habrá dicho pero es un deber proclamarlo.

Cuando algún día se escriba la historia de España del medio siglo que acabamos de pasar, se nos hablará, como tantas veces, de la generación del 98. Si el resurgir de España fuera tan sólo la obra de aquel grupo de hombres de mentalidad pesimista, poca cosa hubiera sido el resurgimiento.

Había, a la par de ese grupo, todo lo demás, fondo social de un pueblo, forma espiritual de unas corrientes nativas, ancestrales, que se abrían paso lentamente pero tesoneramente. Y en este todo lo demás estaban también, naturalmente, en primera linea de contacto popular, dos artistas señeras: la Guerrero y Margarita Xirgu, almas gemelas en la misión recreadora de valores representativos, que habían de florecer y fructificar en la conciencia del pueblo español.

Se refiere Margarita Xirgu a la soledad del actor, una soledad que se reduce a nada en cuanto obra que se recuerde por las generaciones que pasan. ¿Es verdaderamente intrascendente, de intrascendencia personal, la labor de los actores? ¿Se reducirá todo a subir a escena a representar tipos y símbolos, llevados de la mano de los autores? Esclarecer la cuestión en pura critica teatral no sería tan fácil como si nos referimos a lo que la Xirgu hizo en España. De su escena podemos decir, con más derecho que de cualquier cátedra o tribuna, que fue escuela para la renovación de valores espirituales, de purificación de sensibilidades, de exaltación de entusiasmos, de riqueza en la gama de nobles apasionamientos. No se puede hablar del proceso de superaciones políticas de España, de ascenso en la conciencia democrática de nuestro pueblo, sin señalar la misión artística de Margarita Xirgu. Lo contrario significaría ignorar lo que el teatro representa como máxima expresión espiritual en una cultura superior. Y como actriz de aliento poético, Margarita cumplió su misión poéticamente.

Pero lo cierto es que, de no haber obrado así, hubiera renegado de su estirpe, cosa que no pueden hacer los artistas dignos. Si la poesía de Mosén Jacinto Verdaguer es viento de cumbre descendiendo de los Pirineos para remansarse en los valles, v el violoncello de Casals es viento marino resonando sobre las pinadas de los acantilados del Mediterráneo, Margarita Xirgu, su palabra de plata bien labrada, es timbre de agua de río que recoge vientos de montaña y de mar, con cristal de beso sobre las piedras. Y por saber a esencias terrígenas y espirituales de su tierra, se hizo consubstancial con el verbo español, y se hizo aventura de mar en misión espiritual, y llegó a América para hacerla suya en comunión de almas.

En el Uruguay, como en el resto de Hispanoamérica, Margarita Xirgu toma posesión de la tierra y los hombres por su don de poesía. Al cabo de tantos años de infortunio, cuando la oímos anoche, su timbre de plata bien labrada tuvo la virtud de hacernos presente la enorme densidad de lo que hemos perdido. Lo que todos hemos perdido, los que aquí nos agostamos con mal de ausencia y los que allá se consumen con la desesperación, porque los demás, incapaces de morir por añoranza de la tierra lejana o de consumirse por el espectáculo diario de la injusticia, no cuentan. Estadísticamente podrán ser españoles, pero no son alma española. Y entre lo mucho que perdimos, eso, el timbre de plata bien labrada que la voz de Margarita acerca a nuestro oído, y repercute en nuestro corazón y llega a la medula de nuestros huesos para modelarnos el sentimiento y hacernos sensibles a la tragedia.

¿Con qué voz, no siendo la suya, podría representarse la tragedia española? ¿Y dónde está el poeta capaz de convertirla en escena y drama? Para darnos cuenta del abismo de sombra en que vive nuestra patria, tendremos que recurrir al mismo estilo interpretativo de Margarita Xirgu. No ha querido nombrar al poeta que está en el dolor de todos, por miedo a que se le quebrara la voz. Ha sido con la parábola del poeta que no se nombra, que nos ha evocado nuestra soledad de hoy, nuestra pena de hoy, hecha romance en la palabra del precursor de nuestra muerte:

"Las piquetas de los gallos

cavan buscando le aurora,

cuando por el monte oscuro

baja Soledad Montoya.

..............................

—¡Qué pena tan grande! Corro

mi casa como una loca,

mis dos trenzas por el suelo

de la cocina a la alcoba, i

Qué pena! Me estoy poniendo

de azabache, carne y ropa.

¿Ay, mis camisas de hilo!

¡Ay, mis muslos de amapola!"

¿No será el mayor crimen cometido contra España el haber asesinado su poesía?

La voz de Margarita Xirgu, plata fina sobre el transparente cristal de la emoción, sigue aleccionando a los futuros actores. Nos habla de su ninguna concesión a los filisteos, de su constante trabajo para superarse y contribuir a superar el gusto del público, y de su fe en si misma y en la misión civilizadora del teatro. Su espíritu ha filtrado las esencias poéticas de los genios, saturándose de sus símbolos, y por eso ella es un auténtico símbolo para la España con ojos de libertad que mira al mundo con reproche y duda.

Hoy, desde su dirección de arte escénico, como en sus iniciales años de aficionada en los teatros de barriada de Barcelona, Margarita Xirgu nos ofrece la lección de su perseverancia para vencer todas las dificultades y para alcanzar la posible gloria que cabe en la obra de los hombres. Y entre ellas, la mayor, hacer de la vida un continuo magisterio de cuanto hemos aprendida Que su labor es fecunda, se lo demostró el publico que se apiñó para oírla y el fervor de su aplauso. Yo creo fui el único que no aplaudió Tuve miedo de que el chocar de mis manos sonaran a vacío de muerte. De mano a mano parece que se me interpone algo que me impide la expresión cordial, un algo así como un corazón que estallaría en grito de sangre, por la emoción que me produce el recuerdo de la poesía asesinada.

 

Crónica de Francisco Ferrándiz Alborz

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XX Nº 961 - Montevideo, junio 17 de 1951 versión en pdf.

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

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                      Margarita Xirgu Letras Uruguay

                    

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