Asno y prepucio |
“Rebuznar No es un Arte; es una Ciencia”. |
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Al
cantar ahora del Asno y su Prepucio me veo en la obligación de enseñorearme
en las reflexiones de cualquier Asnal teólogo, sin privarle al Asno la
nueva gloria que se merece, pues muchos fueron objeto de admiraciones, en
especial Uno. Oratorios, capillas, ermitas, iglesias, catedrales todas nos
han proporcionado registros de reliquias, exvotos, y ofrendas, desentrañando
de ellos todo lo perteneciente a
la parte Rebuznatoria del espíritu. Ya
en sus tiempos de Maricastaña”,el cura al Ite Missa est, al pueblo
vuelto en Rebuznos horrendos prorrumpía, luego el pueblo contestaba a su
vez, la iglesia toda con horrendos Rebuznos aturdiendo. Allí era el
Rebuznar ¡” (Elogio del Rebuzno), Al Asno y su Prepucio agradecidos con
respeto, suma veneración y grandes fiestas, “De modo que se oía hasta
en los Templos Rebuznar a los fieles más piadosos después de Rebuznar
también el clero. Y este bien portento se le debe al Asno, que por cierto
dicen que fue el tal Jumento que allá en Jerusalén llevara a cristo en
entrada triunfal. Cuántas
veces hemos ido de la mano de
algún familiar a visitar las reliquias de los “santos”, cuyos
admiradores primero eran los papas, obispos y monarcas, dictadores que
vieron en esos objetos ilegítimos el poder mágico que necesitaban para
imponer la impostura y sus regímenes cuestionables. La emulación, el
ansia, la presura de conseguir una parcelita en el cielo y los tesoros de
la Tierra hicieron que se extendiese el Prepucio del buen animalito la
memoria. Hasta mi bisabuelo llegó a venerar este pellejillo en el
Relicario que hay en Peñaranda de Duero (Burgos) entre
un montón de huesecillos de muertos santos y buenos.¡ Una
de la primera reliquia venerada y más insólita fue el Asinus Sanctum
Praeputius el santo prepucio del Asno, ese Asno que montó Jesús que fue
venerado hasta en el cielo. Con
qué piedad las buenas viejas le adoraban ¡Cómo las devotas se esmeraban
en acicalar y adornar el Prepucio con esmero¡ Y el Asno no quiso habitar
en aquella ciudad de Jerusalén, por algo sería¡ y marchó andando sobre
el mar “tan duro como su pezuña” pasando por Chipre, Rodas, Candia, Malta, La Costa Azul y la Costa Brava, de donde pasó a los demás países y allende el mar. Su devoción se instaló en muchas universidades, seminarios, colegios universitarios, conventos donde hubiese sujetos dotados para esta cátedra de Exvotos y Rebuznos. Y en todos se escuchó este cántico:
“De la parte de Oriente
Nos viene un Asno
Ay qué lindo y qué fuerte ¡
Ay que milagro ¡” “.. no dudo, Sancho amigo; ya caí de mi burro; ya te creo”. Don Quijote a Sancho.
La
Historia de las naciones es la historia de sus reliquias y exvotos. El
lance entre el Asno y Príapo es la suerte de la historia de los pueblos,
y de cómo se consiguen los cetros y coronas, ya todavía blanco de mil
sarcasmos. La mitología nos lo cuenta: “Príapo sostuvo con el Asno un
gran combate, a quien más. Príapo dejó al Asno abochornado y vencido;
pero luego qué hace el Asno? Va y coge, y lleno de rabia se abalanza a mi
dios; y a la sombra de sus mismos laureles le deja muerto”. Que lo mismo
le pasó a Saturno padre de Júpiter, quien no esperó para heredar a la
muerte de su padre, sino que maniatado, su hijo mismo le dio una
mezcolanza, un vino de la Ribera del Duero,
y con ella emborrachó al pobre viejo, y qué le hizo entonces? Va,
coge y le capa, que luego pasó al histórico Veni, Vidi, Vinci. Un hijo
con su padre tal barbarie ¡ Esta es la historia de la legítima de
heredar las coronas y los cetros. El
santo prepucio del Asno, como después el prepucio de Jesús tan bien muy
venerado, y todas las reliquias y exvotos forman parte de la hipócrita
obscenidad y embustería del clero, y todas las religiones que fundan su
bien únicamente en engañar al pueblo. Con qué devoción allá y acullá
se veneran. Devotos prosternados exhalan
su contento de adorar tal reliquia, que al más indiferente excita. El
prepucio del Asno se veneró primero en Italia, pasando a Francia y después
a España que lo extendió a las Américas y otros pueblos. En Italia, de
Verona expresamente salió, donde cuentan que le custodiaban cuarenta
monjes del Convento de nuestra señora de los Órganos, y que se le sacaba
en procesión dos veces al año. Cuantos
prepucios adornan altares, cuantos hoy yacen
escondidos en Cartujas y Conventos. Y sus milagros a ninguna otra
reliquia o exvoto van en zaga. Han sido muchos, buenos, graves, serios, y
muy cabronescos. Y hasta nuestros hijos han alcanzado buenos másteres
encomendados a tal pellejillo del Jumento. Dónde están escondidas las
plumas de arcángel san Gabriel, dónde los suspiros de san José. En el
Vaticano y en el Obradoiro. Las Yemas de canónigo, los pedos de monja, en
Las Huelgas, en Burgos. Cuestión de fe y ambiciones. El corazón de Fray
Mamerto Esquiú, en Catamarca, Argentina, fue robado por un ladrón y
arrojado a un basural. Quién heredará la sábana santa, el velo de la
Verónica, los frascos con leche de la virgen María. El santo grial y la
lanza del centurión que remató a Jesús les tuvo Hitler, y ahora dicen
que están en la catedral de Nuremberg. El brazo incorrupto de santa
Teresa fue almohada en el cabezal de Franco. Santa Teresa, caso peculiar
¡ Su pie derecho y la mandíbula les tuvo Mussolini, la mano izquierda
dicen que Salazar de Portugal. Una espina de la corona de Jesús y un dedo
de san Pedro trajo de una peregrinación a Roma
doña Sancha, hermana de Alfonso VII, que regaló a los monjes del
cister bajo cuya advocación erigieron el Monasterio de la santa Espina en
Valladolid, recibiendo de los
monjes un santo prepucio de Jesús. El
santo clamor de la Secta así
extendió sus demonios en cierta noche oscura de los tiempos. Con velas y
lamparillas en aceite de nabo al celeste capullo Asnal y a los asnífluos
santos peregrinos incitó a vagar por los montes y las mentes, los pueblo
recibiendo graves daños que dicen que por decreto, excomunión y patíbulo
mandaron no tocasen ciertas flautas. Refiere la historia sagrada que María
de Magdala fue la primera
devota y propietaria del prepucio del Asno, que de él hizo un
anillo y que guardó con mucho cello y celo, y le llevó a hacerle
magdalenas con él a Jesús. La emperatriz Irene de Bizancio lo adquirió
a unos mercaderes árabes y se lo regaló a Carlomagno el día de
su boda, que se lo puso. En
1427, cuentan que la Hermandad del Santo Prepucio consiguió abolir el éxito
del Prepucio del Asno y en su lugar colocó con mucho empeño y gusto el
prepucio de Jesús, que se ha venerado y se venera hasta nuestros tiempos,
en especial el día 1 de enero de cada año, Día de la Circuncisión del
Señor. Comenzando, después, una lucha
encarnizada entre iglesias por tener más de un prepucio de Jesús. Así,
como si de cruzada de prepucios se tratara, compitieron por tener más y
mejores la Basílica Laterana de Roma, Charroux en Francia, Amberes, París,
Bolonia, Besancon, Nancy, Hildesheim, Calcata, Barcelona, como nos cuenta
A.V. Müller, 1907, en su libro “El sagrado prepucio de Cristo”. Así
el jesuita Salmerón llegó a considerar
el prepucio divino “anillo de compromiso para sus esposas, las
monjas, las santas. El fabricante de este anillo era el espíritu santo,
su taller el purísimo útero de María” ( La terminal rosario). Y santa
Catalina de Siena, que se casó místicamente con Jesús, incitada por la
virgen María y donde María al presentarle a Jesús , le entregó el
anillo prepucial diciéndole: “recibe este anillo como testimonio que
eres mía y serás mía para siempre¡”
Texto que todavía se mantiene en los casorios de uno y otro
tipo. Y
lo de la monja capuchina austríaca Agnes Blannbekin, 1715, que dicen que
lloraba sangre y que sintió el prepucio de Jesús en la lengua, y su párroco,
el benedictino Pez refiere: “ De repente, Agnes sintió un pellejito en
la lengua, como cáscara de huevo, de dulzura superlativa, y se lo tragó.
Apenas se lo había tragado, de nuevo sentía en su lengua el dulce
pellejo, y una vez más se lo tragó, y esto hasta cien veces”. Qué
milagro¡ Agnes fue de las elegidas que consiguió saber a qué saben
estos dioses. El 15 de mayo de 1954 , en cónclave, los cardenales acordaron ratificar la condena de la veneración del santo Prepucio. Al leerlo me llevan los demonios., pues estoy sentado en una terraza del parador de la plaza de la catedral de Santiago de Compostela, donde por cierto se veneraba uno, no se si aún se venera, y le digo al camarero: “camarero, una de prepucio de Asno, y si no hay, pues rabo de toro”. |
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