Ave de luz M. Ángeles Bernárdez |
ITenue
ave de luz me invoca, abre
surcos en mi piel, al
pasar me da la miel que
el cielo puso en su boca. Sólo
su imagen provoca en
mí un sentimiento fiel, mi
sangre es raudo corcel En
esta velada incierta viejos
duendes se hacen dueños del
sentir que me socava. Alba,
si mi ser despierta, dime
si mueren los sueños cuando la noche se acaba... IIson
dos saetas rasgando el insondable abismo
donde anida la locura. La
fría madrugada es la culpable soledad
que acrecienta mi tortura... El
día es el umbral de interminable sinrazón
donde mi alma se aventura. Sé
que espera por mí en la madrugada... Esta
muda congoja que me embarga es
volcán que trasiega mis latidos. Mi
sombra tras la luz de la alborada permanece.
Es mi piel la flor amarga de
un amor y unos sueños abatidos. III
Fue tu adiós sin palabras, sin sentido... Tu olvido enloqueciendo el alma mía... Llueve. Y es como
gota de agua fría en la piel de
este cuerpo ensombrecido. Llueve. El sol
tras las nubes escondido duerme donde la
gris melancolía ronda el sueño.
Al nacer la luz del día languidezco al
saber que te he perdido. No es tiempo... y
es curioso, te diría: estar sin saber
cuánto te he querido... Fuiste, amor,
pura luz de alba bravía; del jardín del
ayer, árbol florido. Fue tu adiós sin
palabras, sin sentido... Tu olvido enloqueciendo el alma mía... |
M. Ángeles Bernárdez
Del libro, "Recordándote"
15 de octubre de 2004
Directora de Revista Literaria La Fuente
Ir a índice de Europa |
Ir a índice de Bernárdez, M. Ángeles |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |