Desde el punto de vista del repudio, rechazo , asco, a los asesinatos en el seno de la familia, yo ya he agotado las palabras.
Este verano quizá están mas llenas porque ha aumentado el modelo “Bretón” sobre los niños. Ya no es “la maté porque era mía, y si no eres mía no eres de nadie” , o “me has desgraciado la vida y te mato”. Ahora el catalogo de víctimas incorpora en un numero que desasosiega a los críos, y (aviso), en el futuro incorporará a otras personas y profesiones .
Ya he ido escribiendo en anteriores artículos de este blog, incrustadas en el texto , por aquí y por allá, ideas, análisis, valoraciones sobre la actual situación, sobre los riesgos de la custodia compartida, y mi convencimiento de que hay que organizara las cosas de otra manera totalmente diferente para acabar o disminuir el problema. Se ha hablado por algunos comentaristas en periódicos, de endurecer el Código Penal, pero yo creo que ese no es el camino. Es la reacción instintiva, pero aquí está claro que las palabras se han terminado, las estadísticas dan para lo que dan, y que hay que actuar primero y hablar después.
Me han puesto mal algunos varones, tratándome de tonto útil de las feministas. Es obvio que las feministas no tienen porque estar equivocadas en todos sus planteamientos, salvo que los hombres nos convirtamos en unos sectarios reaccionarios, y que rechacemos lo que de ellas venga .
Puede haber discrepancias, caminos diferentes, enfoques plurales que manejando otros conceptos y valores lleguen a un punto común. El otro, el diferente, hace consciente del propio yo y de las propias ideas, en las virtudes y en los defectos.
YO NO SOY NI FEMINISTA NI MACHISTA, solo soy un abogado de familia que reflexiona, pero no voy a rechazar a las feministas por el hecho de serlo ni a los machistas por idéntica razón. No voy a sustituir la “lucha de clases” por “la lucha de géneros” cuando estamos metidos en un conflicto extremadamente serio y convertidos en tierra objeto de reconquista por parte de grupos fascistas de envoltorio religioso.
Leo ayer, agosto caluroso, en un periódico: que una mujer, que no ha podido aguantar la presión psicológica ha dejado una ultima carta responsabilizando a la Jueza de violencia contra la mujer de una ciudad del viejo reino de Asturias, de su muerte. Y Esto no es como siempre.
La Jueza ha respondido en los medios con dolor y alegando que hizo todo lo que se podía hacer, y esto también es nuevo, que hablen los jueces, por lo que supone de afirmación de imposibilidad o de impotencia de la legalidad actualmente existente. Y Esto tampoco es como siempre.
Estos dos hechos nos ponen en un verano como casi siempre, pero no en un verano como siempre.
Este es el tema, lo que se puede hacer no vale, por lo tanto debe poder hacerse cosas diferentes dentro de un esquema diferente, y esto a su vez me lleva a una afirmación ya hecha por mi :. Hay que cambiar el sistema y la Ley, porque el que hay no vale y la Ley tampoco; hacer todo lo que se puede, como hizo la jueza del juzgado de violencia contra la mujer, no es suficiente.
El Nuevo Código Penal, casi diez años mas tarde de que yo lo pidiera públicamente, en conferencias y en libros, y 20 años mas tarde de que plantease en una conferencia en el Colegio de Abogados de Madrid un sistema de derecho de familia y de protección a la mujer maltratada completamente diferente al que después se hizo, también publicado, ha aliviado de contenido penal el derecho de familia, ha optado por la civilización y por la administratizacion, como preferente a la penalización del “Barbaro”, y a profundizado en otros conceptos sumamente interesantes, que van a dar una mayor independencia a la autonomía de la voluntad, como son los divorcios notariales, o los acuerdos prematrimoniales, en algunas autonomías. Parece que por fin se está caminando en la exploración de una retirada del intervencionismo estatal en la crisis de la familia dejando mas protagonismo a sus agentes directos, al padre y la madre que rompen su pareja.
Debo terminar este post, para no alargarme demasiado o que se haga difícil de leer, pero todo esto estaba expuesto en la “teoría del Derecho del limite”, que con perdón por ser algo personal, tengo que hacerla objeto del próximo post, porque si no se no entenderían los fundamentos de filosofía del derecho de mis análisis y propuestas sobre derecho de familia y sobre violencia contra la mujer. Es una teoría de Filosofía del Derecho, que en su momento estructuré a partir de la “Filosofía del limite” del fallecido maestro filosofo Eugenio Trías.
Hace años, recibí en mi despacho a la parte contraria de un asunto en el que yo defendía a una mujer, también en una ciudad del viejo reino de Asturias. Era aquel un momento en el que aun no se había producido la identificación de la bolsa de la violencia de genero. La cliente había tenido que ingresar en una clínica psiquiátrica. Él era un político de tercer nivel, de un partido de izquierdas, un subalterno pero con menos valor y honor que los subalternos toreros de verdad.
Aquello no fue una conversación, aquello fue una batalla durísima de la que el hombre salió con dos ideas, una verbalizada delante de la ventana de mi despacho y mirando por ella, erguido.: “No pararé hasta que ella se suicide, haré que se tire por una ventana”, y la segunda tratar de desprestigiarme en lo personal, para socavar la confianza del cliente en su abogado, táctica que aún hoy se sigue utilizando, pues “cargándose” al abogado que lleva el caso, la mujer queda mas expuesta a la violencia psicológica continuada y al control. Después de todo, el abogado hombre, y la abogada mujer, no dejan de ser figuras que impide su control y da tiempo a la mujer para que el trabajo psicológico de recuperación pueda hacer su efecto. El ABOGADO hombre ,en la mentalidad del maltratador, porque es una figura masculina, es un rival , un “chulo de mierda”, Y la ABOGADA mujer, también en su mentalidad, porque es una feminista de...,y una......, y una.......
Afortunadamente no consiguió ni lo uno ni lo otro, pero fue durísimo aguantar psicológicamente una presión, que no venía desde el ámbito jurídico.
Comprendo, porque lo he vivido, y veo como “normal” (entiéndanse las comillas por favor), que alguien pueda tomar la “decisión” de suicidarse, mediante una inducción al suicidio por violencia psicológica continuada del maltratador, pues ¿que mejor situación que ese suicidio para el maltratador?... es que estaba loca y la culpa fue de ella y de aquellos que intentaron liberarla del mundo que describe la película “te doy mis ojos”. Entiendo que una jueza diga que ha hecho todo lo posible para evitarlo, pero no solo se mata directamente sino también indirectamente, con la misma responsabilidad.
El Derecho ha de responder y reaccionar, y los Juzgados de violencia contra la mujer no son el camino, forman parte de nuestro sistema por pura presión ideológica, pero no son queridos, son soportados. ¿Suprimirlos? sí. ¿Dejar a la mujer realmente maltratada sin protección?, no, ¿buscar una vía mixta administrativa y jurisdiccional en la que el primer limite sea administrativo? Sí. ¿Crear la Jurisdicción de familia, en la que se incardine de manera diferente el tratamiento de la violencia familiar? Sí.
Hoy cuando lea los periódicos me encontraré con algún otro desgraciado episodio y volveré a pensar en que estamos haciéndolo mal.