De "La flor de lis" |
Vino Floro ... |
Vino Floro el día de las aceitunas; estaban por millones. Y a ratos, parecía que no había ninguna. Lo que el ex peón decía casi no se entendía. Hacía algún cuento con pocas palabras. Los frutos chicos eran negros como tinta, lisos o arrugados; o en verde pálido. Y muchísimos estaban en grandes botellones con salmuera. La magnolia desplegaba alas y miraba suspensa al espíritu negro de la aceituna, el hadazul de la olivias. Y no se acostumbraba. Volaba el óleo. Yo me escondí. Quedó Floro, el peón, hablando solo. En el escritorio había unas cosas amparadoras: piedras de agua con algo opalino interno. Eran aprieta-papeles, eran transparentes. Y yo me sentaba por largo rato cerca de las piedras de agua. Sólo porque adentro estaban irisadas. |
Marosa di Giorgio
La flor de lis
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