De "La flor de lis" |
Todas las cosas quedaron ... |
Todas las cosas quedaron en diversos planos, aquí, allá, transversales, paralelos también, pero de una manera despareja.
¿Cómo se había ubicado todo de esta manera?
Era algo racional y misterioso.
Era algo intelectual, delicado.
Pero una construcción indebida.
Y yo así desconcertada.
Era la hora del atardecer. Y hacían dulce de ciruelas, y lo vendían, de inmediato, en la puerta. Salía humo de cada casa. Pasó Mario. Terminaban el dulce de ciruela y ya estaban los compradores a las puertas. Un gato que nunca había visto, de dos metros de largo, entre acechante y somnoliento, jugaba con una mariposa enorme, negra y rosa. Creo que ya la tenía muerta. Ella chorreaba agua como si la hubiese sacado del agua. Y también estaba natural, seca. Y paraba, a pesar de su muerte, las grandes alas negras, rosas.
Todo esto se ubicaba en la construcción indebida. La cabeza del gato era también otra mariposa rosada y negra.
¿Cómo hago con estas cosas? me dije. No hay forma.
No había forma.
Igual... ¿llegué? Hasta aquí. |
Marosa
di Giorgio
La flor de lis
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