Rojo hielo |
Un
hechicero de viejas supersticiones. Un
alquimista perdido y rescatado por el cálido beso
de Ariadna... la
mejilla inclinada sobre el frío colmillo de la cobra...
Entre las cálidas moléculas de la noche
arrinconado en los pozos de eclipsados laberintos... mezclado
el deseo con el ojo ardiente de la cristalina doncella
de murallas inéditas. Veo
tu rostro merodear la tregua y la guerrilla, te
veo entre islas de uranio y archipiélagos tenebrosos, tu
mano masticar mi caos, como labios aterciopelados desde
mi lejos a mi cercanía, por fábricas de oro en tu robusto pelo... Te
recostás; ametrallado el cráneo con golpes de pólvora nueva
Sacuden tus alas lazos de puño y poesía.
En viejos laureles untás
el cuerpo con leños de fuego sagrado. Y
un hechizo fantasea en tu harén de oscuras siervas
(el arcángel lobo que vuelve de viajes imprecisos)
sin sexo, sin oro y sin deshielos
enfurecido el negro invierno que funde en tu alma astillas y serpentinas. |
Álvaro Dell´Acqua (1995)
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