Crimen

Leonardo de León

Un grito devuelve al otro.
Una mano furiosa atraviesa la carne 
desprendida del rostro. La cara se desprende 
y cae al piso. Grita desde allí. No se detiene.
El aire se hace uno con el aire.
La boca del piso escupe un geiser que
lava la cara, y confunde las lágrimas.
Un engaño y un descubrimiento
hacen la diadema de la secuencia.
Se toman de la mano, amplifican la nota
más delgada del grito.
Un estruendo, una estampida de plomo
construye un túnel de silencio en el cráneo confrontado.

Una gota roja se confunde en el charco 
que se expande sin remordimientos.

...(Una sirena sorda a lo lejos)

Leonardo de León
De Brevedades Negras

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