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Aletargado está mi hogar. Comienza
un nuevo día. El Alba
congrega con su afán al misterioso destino
de los cuerpos.
Un gesto de las sábanas, un ruido a pasos
ágiles o lentos,
un grifo que inaugura el ritual de las aguas.
Alguien,
lejano
tiene la sed del chisme o la catástrofe
a través de la radio. Otro tose un cigarro
mañanero
para golpear el resto de los sueños. Yo me siento
vacía
de ilusiones. Y no puedo decir lo que quisiera
con un idioma exacto
que no tenga la palabra "ilusiones".
Escribo con el puño cerrado
en su protesta
por el río del tiempo que no tiene para mí
otra cosa que los golpes de su presencia
extraña.
¿Qué será el desayuno? ¿Qué será la mañana?
¿Qué serán los crepúsculos que proponen su noche?
¡Adiós! muchacha rubia. Mujer desconocida.
(me digo cuando salgo de nuevo al nuevo día)
-Maquillate con risas para hurgar con los otros
ese falso programa de ofrecer entusiasmos. |