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Taller de poesía |
Si Ud. entra con su coche a un taller que dice "Reparación de autos", vaya abrigado. Se va a morir de frío. Siempre se muere de frío en un taller mecánico. No sé por qué tienen que congelar los autos antes de repararlos. Seguramente lo atenderán enseguida y demorarán media hora en llenarle una ficha donde figurarán los nombres de sus padres y hasta su tipo de RH. Luego esperará otra media hora durante la cual Ud. mirará cómo su bebé-automóvil es maltratado por unos muchachitos imberbes que lo colocan en el foso. Cuando las llaves inglesas comiencen su trabajo Ud. las sentirá como arrancándole sus propias muelas. Uno de los muchachos pateará las gomas y Ud. saltará de dolor en sus canillas. Así seguirán torturándolo hasta que llegue el especialista. Lleva guardapolvo y no tiene encima una gota de grasa. Atrás viene un enano con una tablita, un lápiz y un trapito para limpiar el dedo índice del especialista quien meterá el dedo en la panza del bebé y pondrá una cara cada vez más sombría. Al final, con una sonrisa cachadora le dirá:
-¿Ud. es el dueño de esto? No podemos decirle nada todavía. Hay que abrir: ¿lo abrimos?
Si Ud. dice que sí deberá pagar. Y mucho. Pero tendrá la intransferible oportunidad de frecuentar un nuevo género literario al que sólo unos privilegiados tienen oportunidad de acceder: la factura del taller mecánico. Un hiperrealismo detallista y fantaciencia de última generación.
En una factura actos tan sencillos como el destornillar pueden adquirir una grandiosidad inconmensurable, un mero bulón puede adquirir valores ontológicamente trascendentales. Uno dice: limpíeme el carburador, y se imagina a un chico quitando unos tornillos y limpiándolo con aire y líquido. Ignora que se trata de un estricto ceremonial que incluye a varios sacerdotes, un tratado canónico, diversos ritos que implican días y noches en fechas propicias, todo lo que hará que a los 15 días (cuando Ud. ya le había tomado el gusto al ómnibus, al taxi o a la caminata) reciba esta joya literaria que dice así:
Taller Ibirapuera - Factura 2025
-Apretado de las bujías en sus respectivos enclaves con ayuda de un instrumento apto para dicha tarea.
-Desmontar la bomba de nafta y limpieza de la misma.
-Cambio de junta.
-Colocación de la bomba y anexos para su funcionamiento.
-Revisación general de los platinos y arreglo del conjunto.
-Ajuste general.
-Puesta en marcha del motor. Varias pruebas.
Material empleado:
1 bujía - 2 juntas -1 manguera - 3 aros - 2 tornillos -1 It. de nafta - aire comprimido - saliva - transpiración cutánea y endocrina del especialista -1 trapo -1 cigarrillo - IVA - IMESI - IRA - Horas de trabajo: 16.
Agradecidos a su atención y pronto pago, le saludan Fernández y Fernández.
Atención: el presente presupuesto no incluye:
-Quitar el resorte del capot, levantarlo y colocarlo en condiciones de inspección de motor.
-Poner traba que mantiene fijo el capot. Revisación general del mismo. Identificación detallada del carburador.
-Limpieza exterior de la pieza citada apra verificar si ésa era la pieza.
-Verificación del conjunto de tornillos fijadores.
-Nueva colocación de los dos pulverizadores citados en marcha normal y en marcha lenta.
-Limpieza de órganos anexos con aire comprimido.
-Soplado de los mismos con la boca previamente desinfectada.
-Control y verificación ocular del paso de aire por los agujeritos de los pulverizadores de inyección.
-Nueva colocación de los pulverizadores citados en marcha normal y en marcha lenta.
-Limpieza general de bujías. Extracción, examen y sustitución de una de ellas enteramente defectuosa.
-Ajuste general de las cuatro bujías y colocación de una de ellas enteramente nueva.
Un mecánico sin imaginación no hubiese sido capaz de escribir este delirio. Y además no le hubiésemos pagado esa cifra de locura que nos cobró éste por una simple limpiadita de carburador.
A propósito, entre tantas enciclopedias: ¿no habrá una para automovilistas despistados como uno? |
Cuque Sclavo
Cuque
contraataca
Colección Humores - editorial Fin de Siglo
Montevideo, 1994
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