Día de mi canto
poema de Juan Cunha

Amanece la Independencia en Florida

Foto de FloridaDiario

 

Amanecía un aire de banderas.
En torno, alrededor, de arriba abajo,
Un aire festival mostró la tierra

             Por el día de mi canto.
Se adelantó esa vez la madrugada;
Con rezagos de noche entre sus párpados

Vino, y con su final estrella blanca

             Por el día de mi canto.
Cruzó el cielo la cola de un cometa.
La noche era de inmenso desamparo.
Yo vine a preguntar si el astro fuera

             El del día de mi canto.
Pasó un azul, un negro, un gris, un malva.

Un verde, un tornasol, un rojo, un blanco.

Sonó de torre en torre una campana

             Hacia el día de mi canto.
Una niña morena y una rubia,
Una dalia y un lirio en cada mano;
Una palomas, otra con la luna

             Para el día de mi canto.
Vino a buscarme un alazán desnudo

Con el alba en la grupa y relinchando.
La mañana, el rocío, sus asuntos

             Para el día de mi canto.
Se estableció la luz en sus dominios

Copándose la sombra por asalto.
Me preguntó mi nombre. Me hizo sitio.
             Era el día de mi canto.
Se encabritó la mar, de espuma y alga:

Toro en celo, mugió, el océano:
Vinieron a golpear las muchas aguas:
             Era el día de mi canto.
Era de estreno, el día, era de estrella:
Era de extensas márgenes, y alto:
Era de inextinguible llama: y era:
             En el día de mi canto.
Y era mi corazón a puro pecho:
A puros diente y uña acorazado:
Era yo con mi piel y con mi pelo
             Ante el día de mi canto.
Se levantaron mieses, juncos, pinos;
Árboles, solos, altos, solitarios.
Y memorias, se alzaron, y el olvido
             Frente al día de mi canto.
Un ruido de vertientes, y rumores;

Silencios, y latidos, subterráneos;
Estruendos de corrientes entre montes

             Junto al día de mi canto.
Cayeron días, años, y granizos;
Soplaron duros meses, y soplaron

Agudos como agujas o cuchillos:
             Sobre el día de mi canto.
La tarde demoraba su pañuelo

Al despedirse, lenta, paso a paso.
Y yo buscaba ya lo que no tengo
             Desde el día de mi canto.

Caminaron hormigas y luceros;
Anduvieron los rios sin descanso;
Me ladraron también algunos perros

             Desde el día de mi canto.

Pendiente del destino de una llama

Por su destino, a solas, voy temblando.
Y me quedé por siempre ya sin casa
             Desde el día de mi canto.
Se quejó el viento, lejos, de repente.
Bajó un largo temblor desde lo alto.
Corrió un caballo negro sin jinete

             Hasta el día de mi canto.
                                         Montevideo, 1955.

Juan Cunha nació en Sauce de Illescas, en el Departamento de Florida, el 3 de octubre de 1910. A loa 18 años se trasladó a Montevideo, donde alrededor de un año más tarde, publicó su primer libro de poemas, El pájaro que vino de la noche. En 1937 publica Guardián oscuro y tres Cuadernos de Poesía. Transcurren ocho años antes de que aparezca su nuevo libro Cuaderno de nubes. Luego se suceden Seis sonetos humanos (1948), en Pie de arpas (1950), Sueño y retorno de un campesino (1951), premiado por el Ministerio de Instrucción Pública, Variación de Rosamía ( 1952), Cancionero de pena y luna (1953) y Triple tentativa (1954).

 

Juan Cunha

 

Publicado, originalmente, en: Revista "Gaceta de Cultura" Nº 2 Montevideo setiembre de 1955

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

Link del texto: https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/57866

 

Ver, además:

Juan Cunha en Letras Uruguay

 

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