Hidrófobos 
Agamenón Castrillón

Para Maite

-... salimos muy temprano con las olas en la espalda y no tuvimos que hacer nada más que nadar para llegar al otro lado... todo se alcanza como si nada... buscando un pez estuve  días en la isla porque dijo Aloysio que el ejemplar más pintoresco de Armaça­o  tomó la corriente sur y debería verse a la tarde en Campeche... los pájaros y los peces son los propósitos de mi vida... no vine a este mundo para ser  humano sino que estoy seguro me trajeron aquí para probar la metamorfosis del hombre en pez o en su defecto en pájaro... hasta ahora no me creen... tampoco le creyeron a otros que después dejaron sus  olas en la historia.... el que más supo de agua fue Narciso que se abrazó del sueño de Li Po como a una luna y el otro barbudo griego que no se bañaba dos veces  en las mismas aguas para no detener el Tiempo porque si no el viejo Caronte se los llevaba a todos en cascada con su remo...  no es posible vivir sin agua y el pájaro vive también porque respira en la atmósfera que es pura agua en estado gaseoso ¡qué gracioso! los maestros explicando la fundamentación de la lluvia y la lluvia viene sin que nadie la llame porque los peditos de agua se licuan y el cielo empieza a llover como una magdalena llorando en el velorio del angelito... yo no creo mucho en la ciencia pero que la hay la hay y me parece que los procedimientos de la verdad están más en el poema que en el matema aunque es bueno que el poeta pueda calcular cuántos metros cúbicos  entran en un verso o como decía un amigo peruano cuánto catorce entra en un catorce... estoy seguro que voy a ser un pez y transformaré parte de ese montón de agua salada en agua dulce porque va a llegar ese momento donde los ríos ya no den más... cuando era chico pasamos por algunas secas y la tierra se cuarteaba como la cara de los clones del mundo bizarro en las historietas de Superman... eran más los tiempos de abundancia de agua... acarreábamos agua en un barril  de madera montado sobre dos ruedas desde la  cachimba calzada con piedra hasta la sombra de los paraísos... también se nos pudrió el agua la vez que el ternero recién parido se cayó en la cachimba y hubo que volear el agua más rápido de lo que manaba y echarle un litro de desinfectante y dejar manar y volver a limpiar hasta tres veces... pero siempre que se necesitó llovió... también tuvimos inundaciones en los ríos laderos al pueblo que se llevaron algunos ranchos donde se vio la loza del casamiento de mis padres que había desaparecido cuando doña Genoveva trabajaba con nosotros... lo que es del río el agua lleva por eso voy a ser pez para traer moles de hielo cuando los señores del desierto empiecen a quedarse con nuestros dos litros de agua diarios... cuando empiecen  a evaporarnos sin llover... no se puede beber grapa todo el día, ni  alcohol ni derivados del petróleo... hay que pensar un poco más en el agua ... y  no crean que voy a bañarme, no voy a bañarme! Nunca más! las canillas están ton-ta-men-te goteando por su cuerito ro-to... por favor señores no laven sus automóviles con manguera como si esto del agua fuera infinito, todo es finito y pasa por algún lugar... cuanto más finito más pasa y el agua se  escurre entre los dedos de la humanidad y encima los colectores terminan en el mar: el mar bebe  los metros cúbicos servidos de agua dulce... por favor no tiren la cisterna es preferible que vayan a cagar campo afuera y que los pájaros se coman las heces antes que esos señores del desierto que van a terminar secando todo...-

Así habló el  cuida coches de la cuadra del Vilardebó,  en tanto ordenaba la folletería en mi portafolio antes de dirigirme al hospital. Qué fenómeno, pensé mientras me bajaba del auto. ¿De dónde habrá salido este bichicome tan letrao?. En realidad pensaba que este pescado debería estar adentro, del agua... Según me dijo después un enfermero no calzó en la  internación porque se trata de un alcoholista crónico y a este tipo de enfermos no se le otorga tratamiento porque “no se encuentran enmarcados dentro de la Misión del Hospital”.

Sabía que el reino de la imaginación es tan ancho como el universo, pero que chorreara tanta agua dulce  la imaginación de un individuo no me lo esperaba, ni siquiera en la puerta del hospital y menos si el tipo no es poeta.

-...compañero, en realidad no entendí muy bien si a usted le gusta el agua... ¿o le disgusta? – le pregunté  ante tanta palabra diluviada.

-¡ usté  sabe porqué lloran las tarariras!-  contestó.

- No...- continué.

-...del agua venimos y al agua vamos...-  habló con acento profético.

-...entonces, ¿por qué no se baña?- lo aterricé.

- me baño si señor... como los gorriones me revuelco en la tierra... porque ahora ya soy pájaro...nací gurí desde las aguas de mi madre y me he pasado nadando como si nada... ahora que el agua dulce es tan escasa y se ha vuelto aristocrática como  el oro y el petróleo no la quiero más... de la escurridiza no sabemos de donde viene y tampoco adonde va.... cuando la superficie del planeta  y  el polvo de los muertos y la carne de los vivos quede bajo agua salada habrá que volverse aceite, repeler al auga por puro despecho-

- Entiendo...- dije para darle fin a este complicado asunto donde caí por boca abierta.

Descendí  del coche con mi portafolios en una mano mientras conectaba la alarma con la otra.

El hombre se acercó y  me dijo:

- ¿Se lo cuido patrón?-

- Bueno...- dije y  le tiré una contraseña cómplice:

-¿Usté sabe porqué lloran las tarariras?-

-... el qué..?  ¿las tara qué?!- me dijo extrañándome.                                            

-  No me haga caso... es una broma...- le contesté mientras me retiré pensando: será... esto...todo...cosa mía (?).

Agamenón Castrillón
Primer Premio Concurso Internacional de Narrativa de las Dos Orillas – 2008

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