Lin Yu caminaba esa mañana
.... |
Lin Yu caminaba esa mañana por el bosque de juncos buscando mariposas para llevar a su amada. Una telita con forma de cono, sostenida por una larga madera era el arma que Lin Yu llevaba para lograr su objetivo. Pero
esa mañana, curiosamente, ninguna mariposa se mostraba en su camino. Cuando Lin Yu se cansó de buscar, se sentó en un árbol caído y esperó agitado a una señal que le indicara el paso de una de sus perseguidas. Un
aire fuerte, como un soplido, rozó su oído derecho. Se dio vuelta y
encontró una mariposa extraordinaria. Era del tamaño de todas, quizás
un poco más grande, pero tenía forma de mujer. Sus cabellos negros como
el carbón volaban con el viento, enormes senos subían y bajaban,
hermosas piernas se sostenían en el aire, los brazos delgados hacían
maravillas mientras un rostro tierno, con ojos soñadores y unos labios
carnosos le observaba, parecía, divertido. Lin
Yu impulsivamente apoyó firmemente su mano en la vara y quiso llevar la
trampa hacia donde estaba su presa, pero algo lo detuvo. Pensó que podía
lastimar las alas de una mujer mariposa tan hermosa como la que tenía
enfrente. Ese
ser tan hermoso, tan seductor, le hizo gestos de reprobación con sus ojos
y le pidió con las manos que se acercara, porque quería decirle algo. Lin
Yu no creía lo que estaba viviendo. Lentamente, y con mucho recelo fue
hacia ese cuerpecito tan tierno que tenía enfrente y casi apoyó su oído
en el rostro de la mariposa. “Hola”,
le dijo esta. “Hola”, le dijo él. Esa
mariposa se apoyó cálidamente en los pómulos de Lin Yu, rozó su terso
cuerpecito en los labios asombrados del joven, se alejó muy poco haciéndole
cosquillas con las alas, le sonrió seductoramente, abrió su boca y se lo
comió. Cuando vayas al bosque de juncos de la China, ten cuidado con la princesa de las mariposas, su plato favorito son los hombres. |
Andrés Caro Berta
Ir a índice de Narrativa |
Ir a índice de Caro, Andrés |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |