También puede colaborar con la labor cultural de Letras Uruguay por medio de COLECTATE |
“El Bebe” Raúl Sendic
Antonaccio (...) era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo (...) Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. (...) |
Como el que se quema con papas, hemos sido parcialmente ganados por el prejuicio de que todo reconocimiento y todo honor profundo y sincero a quienes lo han dado todo por la revolución socialista, implicaría algo así como una pueril veneración religiosa o un peligroso culto a la personalidad. Es cierto que frecuentemente le soplamos a la sandía apenas la vemos... Tantos y tantas, y tan inmerecidamente, han sido “elevados” sobre todo post mortem a la categoría de heroínas o héroes populares sin serlo ni de a ratos, que es razonablemente explicable esta actitud de rechazo casi espontáneo y muy extendido a aquellas palabras o gestos públicos que busquen recordar y destacar la vida de quienes, sí justificadamente, merecen el reconocimiento popular, especialmente cuando se cumplen aniversarios de sus nacimientos o de su desaparición física. |
|
Muy pronto, cuando efectivamente se trata de luchadoras y luchadores a quienes no es un regalo, sino un deber moral, recordarles, este prejuicio se debilita, y, al contrario, cobra fuerza al menos entre la gente de pueblo más humilde y sana -a veces como que tardíamente-, la necesidad de tenerles presentes más allá de celebraciones indicadas por el almanaque; principalmente, de tener en cuenta el devenir de sus vidas y sus aportes en materia de pensamiento revolucionario y de consecuencia entre ese pensamiento y sus hechos cotidianos concretos, en eso que solemos definir como praxis social. Por supuesto que saciar esta necesidad es algo obstaculizado por el aparataje mediático de la clase dominante y los oportunistas a su servicio, y que, en el “mejor” de los casos, los “reconocimientos” que llegan por este lado, terminan siendo no otra cosa que un cínico emparejamiento entre conductas diametralmente opuestas, verdaderas antítesis de acción y de ideales, tarea necia aunque “exitosa” en la cual la burguesía y sus mandaderos de derecha y “de izquierda”, son auténticos expertos. (El burdo y gigantescamente irrespetuoso emparejamiento entre el gran Artigas y el pequeño Rivera, es tal vez el mejor ejemplo en tal sentido para nosotros, los “orientales”). Naturalmente que la tarea de contribuir al discernimiento entre unos y otros de los que el sistema pretende igualar, no es moco de pavo; nuestra desventaja operativa es notoria, nuestros recursos materiales modestísimos y de alcances muy poco significativos. Sin embargo, hay un plano en el que ningún esfuerzo que hagamos será demasiado y en el que muy poco o nada puede tallar una clase dominante “discapacitada” por su propia naturaleza “psíquico-espiritual”. Un plano en el que ella no puede competir, podría decirse, por carecer totalmente de contenidos ético-filosóficos cuya ausencia se explica por su propia condición social alejada totalmente del pueblo: Es solamente en las filas del pueblo trabajador, entre los más humildes y los más sanos, donde podemos buscar y encontrar algo que es en realidad nuestro patrimonio exclusivo, nuestro único “monopolio”, precisamente por nuestra propia naturaleza y nuestra condición social de oprimidos y explotados alejados totalmente de la burguesía. Solamente el pueblo, en la de todos los días y muy especialmente en los momentos de agudización de la lucha de clases y de aumento de la necesidad de la solidaridad y la unidad para luchar, solamente él está en condiciones de reivindicar lo que ni por distracción debemos rifar o subestimar:
En fin, defender la contextura espiritual y los valores morales revolucionarios que ya originariamente intervinieron en nuestro propio devenir como pueblo; defenderla y levantarla como estandarte de grandeza y respetabilidad bien ganada, es empresa nuestra. Exclusivamente nuestra. De hoy, de mañana, de siempre, más allá de circunstanciales derrotas y circunstanciales victorias y por encima de bifurcaciones ideológicas que la burguesía no tiene muy presente que digamos a la hora de golpearnos para seguir sujetándonos y pisoteándonos.
“(...) era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quién él había infundido (...) la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad (...) como pocos (...)”.
(...) Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra (...)”.
En la misma, interminable y épica lucha por vivir justa y dignamente como se merece el pueblo trabajador en todas partes.
|
Gabriel -Saracho- Carbajales, Montevideo, 28 de
Abril de 2016
prole.mundo@gmail.com
Nota del editor de Letras Uruguay: Hoy recibí este trabajo, como tantos otros sin pedirlo. He solicitado, más de una vez, textos con "contenido" sobre las figuras, de todos los partidos políticos, que han hecho, bien o mal, lo que es nuestro Uruguay. Nunca tuve eco. Espero que algún día ocurra.
Ir a índice de ensayo |
Ir a índice de Gabriel Carbajales |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |