El quinto detenido y las fuerzas vivas Crónica de María Ester Cantonnet Suplemento dominical del Diario El Día Año XXXII Nº 1604 (Montevideo, 13 de octubre de 1963)
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HACE treinta y tres años Antonio Machado escribió "El quinto detenido y las fuerzas viva", poema de hondo contenido humano, casi olvidado, sin razón aparente, por todas las ediciones de sus Poesías Completas. Antonio Machado fue un poeta raigalmente comprometido con su tiempo, pero él no enturbió su poesía embanderándola a partido alguno. Sabia que la poesía y la política hablaban diferentes lenguajes. Por respeto a ambas y por lealtad consigo mismo, sirvió a la poesía. Pero Antonio Machado no fue nunca político. Durante la Guerra Ovil se puso junto a la causa que le pareció justa; desde mucho antes, se había sentido siempre un republicano. Nos habla de sus actividades del catorce de abril de 1931 que confirman su viejo apego por la causa: ''Aquellas horas. Dios mío, tejidas todas ellas con el más puro lino de la esperanza, cuando unos pocos viejos republicanos izamos la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia!... Recordemos, acerquemos otra vez aquellas horas a nuestro corazón. Con las primeras hojas de los chopos y las últimas de los almendros, la primavera traía a nuestra República de la mano". (Lo que hubiera dicho Matrería el catorce de abril de 1937. Hora de España Nº 5). Familiarmente la República le venia como tradición: Su abuelo, Antonio Machado Núñez; su padre, Antonio Machado Álvarez; él mismo, Antonio Machado Ruiz, educado en el Instituto de Libre Enseñanza, había tenido como maestros a hombres de avanzada. Don Francisco Giner de los Ríos, Cossio, Costa... En Baeza, el 21 de febrero de 1915, está fechado el hondo poema que escribiera a la muerte de Francisco Giner, su entrañable maestro, quien soñara con el renacer de una España nueva. "Como se fue el maestro / la luz de esta mañana / me dijo. Van tres días / que mi hermano Francisco no trabaja. ¿Murió? Solo sabemos / que se nos fue por una senda clara. / diciéndonos: Hacedme / un duelo de labores y esperanzas”. . . Distintas épocas de la obra y de la vida del poeta revelan esa preocupación por España. La visión de Campos de Castilla. “Castilla miserable, ayer dominadora, / envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora", con sus ruinas, su desolación, su miseria, sus campesinos mudos, desconfiados y torvos que andan por esa tierra que no revive ni con la primavera, ya que ella es un sueño, evidencian el desvelo del poeta por tópicos tan hondamente humanos. En los escritos — prosa y verso — de plena guerra, mucho antes que en Campos de Castilla, ha mostrado Antonio Machado esa preocupación: “Y en esta tierra de vividores aborrecemos ya senamente a los curas, porque ellos son los únicos que han logrado vivir. No es extraño. Ellos poseen las dos grandes virtudes de la vida, los dos grandes valores de que el maestro Galdós lo espera todo: la paciencia y la voluntad. Yo creo que en vez de aborrecerlos debiéramos imitarlos. Y si para esto nos falta voluntad, tengamos paciencia que ellos acabarán por regeneramos". (Trabajando para el Porvenir. Alma española. año II n. 19. 20 de marzo de 1904) Don Antonio es un liberal anticlerical, como casi todos los liberales de su época; de su ironía amarga se escapa el enfado, la cólera, la rebelión, el desprecio que le merecen esos “pacientes” y “volúntarios" que nada hacían por sacar a España de su atolladero. El tema de la guerra que ha desangrado a su tierra: “Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda, / la malherida España, de carnaval vestida / nos la pusieron pobre y escuálida y beoda, / para que no acertara la mano con la herida" lo conmueve intensamente, tanto que cuando mira al resto de Europa, sacudida por 1a guerra, no puede menos que dolerse que “es bárbara la guerra y torpe y regresiva; / ¿por que otra vez a Europa esta sangrienta racha / que siega alma y esta locura acometida? / ¿por qué otra vez hombre de sangre se emborracha?" (Baeza, 1914). Tocado siempre de cerca por los problemas de la hora escribe en 1920, “El quinto detenido y las fuerzas viva". Este poema se inspira en un suceso real acaecido ese año en Zaragoza. En Casaraugusta, los anarquistas, agrupados, en sindicatos, eran entonces una fuerza de peso y se servia de la huelga como arma defensiva y de combate. Más de una vez habían logrado así paralizar Las actividades de la provincia. La respuesta de media España fue pedir un solución de fuerza, reclamar la intervención armada; ta vez pensando en esa solución de cabezas vacías fue que Machado escribió: “Nuestro español bosteza. / ¿Es hambre? ¿Es sueño? ¿Hastío? / ... ¿tendrá el estómago vacío / El vacío es más bien en la cabeza”. Una de esas huelgas, como decíamos, paralizó los servicios de alumbrado. Después de algunos días y de haber deliberado, tres funcionarios de Municipio acordaron realizar las reparaciones recesarías para que la ciudad no se quedara a oscuras. Entregados a ese propósito, los sorprendió la muerte. Atacados a balazos, dos perecieron en el acto; el tercero murió poco después. El autor, Inocencio Domingo, albañil sin trabajo, fue apresado y salvado del linchamiento. El diario "La Voz” del 24 de agosto de 1920, dice: “Los guardias tuvieron la precaución de apartar a los curiosos a cierta distancia; pero ni aún así se pudo evitar que al aparecer el agresor el público se arrojase contra él y le golpeara furiosamente, hasta que los guardias, a empellones, pudieron alejar a la gente” .... Como agregado, se pidió a Ampudia, Capitán General, que tomara las riendas de la ciudad, quien expresó que, llegado el caso, “estaría dispuesto a actuar enérgicamente, para salvar a Zaragoza del caos". Con Inocencio Domingo, ingresan otros cinco detenidos: “En la Comisaría ingresaron también otros cuatro detenidos, cuya participación en el hecho no está demostrada. Formaban un grupo en la plaza de la Constitución, y unos militares les oyeron decir momentos después de cometida la agresión: “Bien muertos están". “El quinto detenido es un individuo que se presentó en la Comisaría llevando comida para Inocencio" (La Voz, 1920). Este ultimo es el rescatado por el poeta. A él no le importan esos odios. Marcha tranquilo por la calle, movido por la compasión, por el sentido humano, solidario, que todos, desde el agresor, hasta la masa misma, parecen haber olvidado. Machado ve en él al hombre soñado por Francisco Giner; el de la nueva España. Confiado, generoso, bueno. Lo imagina joven, de blusa azul, obrera, un poco desteñida, mal afeitado, los ojos inocentes y tranquilos. El es el símbolo de un mundo sin sangre. Antonio Machado publica el poema en 1920, precedido de una breve prosa explicativa. Este poema no es otra cosa que el síntoma de su permanente compromiso con la vida y con la poesía. Transcribimos a continuación el texto de "El quinto detenido y las fuerzas vivas", para que el lector sienta la honda actualidad, a más de tres décadas de escrito y su tierna poesía. El quinto detenido y las fuerzas vivas
Cesaraugusta brama,
Antonio MACHADO |
Crónica de María Ester Cantonnet
(Especial para EL DIA)
Suplemento dominical del Diario El Día
Año XXXII Nº 1604 (Montevideo, 13 de octubre de 1963)
Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación
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Antonio Machado en Letras Uruguay
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