Largo y lento desperezo de gato
el verano suelta en la ciudad
su aliento húmedo y grave.
En el leve suspiro del aire intermitente
se incomodan apenas las cortinas
de tules amarillos de mi cuarto.
El sudor y el sopor
duplican la impresión de mi volumen
y entre el eco de los últimos versos que he leído
-Zanzotto Luzi Bigongiari-
se filtra una promesa que repito
con devoción de esposo
que en nombre del amor renuncia a la aventura.
Por la circunferencia del instante
sube el olvido y el placer regresa.
El alba tiene en el correr del río
la extraña luz de la mirada
que ignora quién la mira
sabiendo que es mirada.
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