Recuerdos |
Llueve
lento y frío en la tarde dominguera. Camino solitaria y pensativa por las
húmedas calles del que fue antes mi querido barrio Oeste. Cruzo
la placita que queda a la cuadra de la casa de mi niñez, mis pasos
encaminan sin quererlo hacia la calle que tanto recorrí. Todo
igual, el comercio de la esquina, los
árboles bordeando las veredas, las despintadas persianas de las antiguas
casas. Allí
frente a mi el zaguán gris y el gran portón, que se eleva fuerte y hermético
con su plomizo color. Todo igual, me quedo contemplando su frente
silencioso y solo. En
la vereda unos pastos levantándose gallardos dueños del lugar. Cierro
los ojos y me hundo en el pasado, oigo las voces de mis padres con tanta
claridad que penetro cada vez más en el tiempo aquel dichoso y tan
querido. Llegan
a mis oídos los gritos y risas de mis hermanos. Todo en ese
momento viene tan claro, el agua está cayendo con mas fuerza pero no la
siento casi. En
mi alma hay tanta felicidad que me transporto al pasado con todo mi ser. De
pronto el zaguán se abre y se asoma una personita pequeña y con muchos años.
Me dice desea usted algo? Hace rato observo que mira para aquí. No
presto atención a sus palabras, no la miro ni quiero salir del sueño en
que estoy sumergida. Ella casi gritando me dice, llueve se está mojando,
le va a hacer mal, pase por favor, pase usted. En
ese instante abro los ojos, la miro y me disculpo. Sabe que esta casa fue
mi hogar en mi niñez, aquí di mis primeros pasos. Aquí mis padres
vivieron sus mejores años. Aquí nacieron mis hermanos mas pequeños. De
aquí salimos uno a uno todos los hermanos para formar nuestros hogares.
Aquí, aprendieron a caminar nuestros hijos. Todo esto para mi es un libro
de hermosos recuerdos. Y el poema más bello y nostalgioso que puedo
escribir lo dedico a este lugar. Disculpe
pues si con tanta insistencia miro. Salí
con el pecho apretado y la garganta oprimida, sin mirar hacia atrás, no
es posible que el tiempo pasó y dejo tanto dentro de mí. Hoy
solo queda de todo aquello lindos recuerdos que jamás podré olvidar.
Camino aligerando el paso, no quiero mirar hacia atrás, no quiero pensar
que de ahí nada me pertenece ya… Cuesta ver la realidad pero es la vida que al pasar nos deja huellas imborrables; no he vuelto a visitar mi vieja calle no lo podría superar… |
Josefina Camacho
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