In Memorian
Justino Zavala Carvalho
Ángela Cáceres

Agradecer y recordar es esencial. ¿Cuántos de quiénes actualmente trabajan en Canal 5 (SODRE) recuerdan o han escuchado alguna referencia al gestor y literalmente creador de dicho canal? Me refiero a Justino Zavala Carvalho. Este hombre sacó casi de la nada el Canal estatal con empeño ejemplar, perteneciendo a una familia de tradición batllista y en el marco del entonces Ministerio de Instrucción Pública de gestión blanca. Luego de unos meses de prueba, Canal 5 quedó en el aire a partir del 19 de junio de 1963 con un poderoso propósito de generar cultura. Este “nacimiento”  no fue bien visto por los afiliados a ANDEBU (Asociación Nacional de brodcasters uruguayos) , directivos de los canales privados  y del grueso de los medios de comunicación...a pesar de que el flamante canal carecía hasta de equipos de exteriores y tenía solamente y como principal recurso la pasión por la cultura y por el arte de su personal y de sus colaboradores.  Aquella fue una verdadera y auténtica gestión de pioneros que por varios años suplieron con creatividad e ingenio las dificultades tecnológicas. Se hicieron grandes programas en aquellos primeros años, incluyendo experiencias barriales de teleclubes con un fuerte propósito de desarrollo comunitario, indagando en lo más profundo y olvidado de la sociedad. Recuerdo que, al no haber equipos de exteriores, nos íbamos a los barrios más apartados o a los hospitales a conversar con la gente y luego se implementaban teledramas con el apoyo del elenco del radioteatro del Instituto que supo adaptarse con entusiasmo al nuevo medio audiovisual. La prensa...por lo general hacía silencio. Después, un episodio que causó mucho revuelo, desencadenó una guerra abierta hacia Canal 5 o, mejor dicho, hacia el coraje de Justino. Hubo una puja por presentar a Charles Aznavour. Los Canales privados se sentían con derechos adquiridos pero...el cantante llegó a la teleaudiencia a través de Canal 5 y con la conducción de una locutora muy prestigiosa de los medios privados: la Sra. Lila González. Esta victoria tuvo un costo muy grande para Zavala Carvalho. Hubo desde entonces una abierta guerra  que, apenas comenzaron los años oscuros, con el llamado de un vil gobierno a las Fuerzas Conjuntas dándose los primeros pasos hacia la dictadura, se manifestó en nuestro canal con la destitución de Justino, comenzando un largo ciclo de caballos de Troya de Andebu, ingeniándose para poner a su propia gente en la dirección no solamente de la televisión estatal sino en su radiodifusión, manteniendo su programación en una media tinta de mediocridad obligada, impedida de toda competencia. Puesto en términos más simples: desde entonces todos los directores del Sodre provinieron de los medios privados. Por supuesto, a muchos les resultó sencillo olvidar la gestión de Justino Zavala Carvalho quien dicho sea de paso, era el hijo del gestor de nuestra Comedia Nacional, el dramaturgo Justino Zavala Muniz. Abreviando: Justino se vio obligado a exiliarse en Nicaragua durante el lapso del proceso pero, cuando retornó la democracia y muchos uruguayos exiliados volvieron y pudieron recomponer sus carreras burocráticas, a Zavala se le impidió recobrar su puesto directivo aunque se lo recompuso financieramente y se le asignó el sueldo que le hubiera correspondido en actividad. Recuerdo haber conversado muchas veces con él (en la casa de la Cultura que llevaba el nombre de Zelmar Michelini). Tenía proyectos muy esclarecidos para seguir trabajando por la cultura pero...muy poco pudo hacer. Vivió un segundo exilio en su propio país hasta que la salud lo fue abandonando. Cuando llegó su final...muchos de sus amigos presentimos que la tristeza también le hizo un gran trabajo.

Ojalá estas palabras no fueran necesarias y si alguien se ha ocupado de recordarlo como corresponde con una placa con su nombre en Canal 5, lo que ignoro, porque hace años que vivo en la Argentina, me sentiría tranquila. Pero no feliz, porque para siempre quedamos privados de las utopías realizables de un hombre que supo soñar de verdad.

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