La
luminaria
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Perdóname este ahogo de mundo que me lleva perdona mi costosa parición, mi signo hirsuto, sostén con tu sonrisa más pulida esta común confianza que juntos precisamos. Perdona la pesada luminaria de mi solitario corazón y el horroroso globo de mundo que lo puebla, y mi olvido y mis ausencias, mis ¡das y venidas a esos largos parajes soleados de sueños, de donde surten el desconsuelo y el consuelo como la pura estrella que miran mis ojos ocultos que me imanta, me lleva, me levanta. Perdona el largo argumento de traiciones, la fuga de los días que me suceden inexplicablemente, a los demonios que duermen al pie de nuestra cama, a tus sueños que terminan en cuatro blancos rincones inexpresados. Perdóname la vida, perdona los oscuros designios de la duda, los impulsos marinos de mis sueños que vuelan y que infectan los tuyos luminosos. Perdóname esta forma de morirme. |
poema de Sarandy Cabrera
Poso´60
Montevideo - setiembre de 1959
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