Cuentos y poesías de mi lugar |
A manera de prólogo |
A
Carmen:
“El niño es como una semillita temblorosa puesta en el incierto surco de la vida. Necesita de riego, de sol y como el pétalo de una rosa, de cariño. Tus cuentos rebosantes de fantasías, donde en cada recodo de un bosque imaginario aparecen duendes, serán el norte y la brújula que guíen el velamen de una barca de sueños que estoy seguro llegará a feliz puerto. Lo que se escribe con amor es una flecha directa al corazón. Que la anchurosa playa de la solidaridad reciba tu esfuerzo con las olas fraternas del éxito”. Aníbal Sampayo ( fallecido el día 9 de mayo de 2007)Cantautor y músico uruguayo, poeta embajador de nuestra música popular en Uruguay y a nivel internacional.
A manera de prólogo
Abrir puertas a otras vidasLuis Neira
“La
literatura tiene un extraordinario poder de sugestión y todo gran lector
sabe en qué medida los personajes de ficción han conformado su propia
vida, su manera de sentir y de pensar.
Muchos
escritores que antes fueron apasionados lectores, han definido en esta
dirección la función de la literatura: En el universo infinito de la
literatura - escribe Italo Calvino – se abren siempre otras vidas que
explorar, novísimas o muy antiguas, estilos y formas que pueden cambiar
nuestra imagen del mundo. Esa fascinación de la literatura se acentúa
cuando es un lector joven quien se enfrenta a lo imaginario, la fuerza
emotiva con que los niños se identifican con los personajes de la
literatura infantil les confiere un gran poder de sugestión, que es
reforzado por los innumerables y coherentes mensajes sociales que se
trasmiten”. Elena G. BelottiEl libro que hoy es objeto de nuestra lectura cumple sin duda con los principios que establece en su expresión Elena G. Belotti, allí “se abren siempre otras vidas que explorar, novísimas y muy antiguas, estilos y formas que pueden cambiar nuestra imagen del mundo”. El rol del libro está en la infancia, el tema está en los recuerdos, las vicisitudes humanas que transcurren en el acontecer de niños y niñas constituyen el asunto vital de los relatos. De allí parte la peripecia, que pone la tensión necesaria para tejer la trama que casi siempre se resuelve ese final, no digamos feliz, sino que lima en parte la dureza anterior, que permite redondear el relato sin lastimar la sensibilidad del lector. Muchos de ellos son relatos circulares donde juega con los sueños, recuerdos que aparecen como fantasmas en lugares deshabitados. Las viviendas del pasado, los campos, alojan siempre sorpresas que traen al presente vivencias queridas que dotan a los relatos de finales flotantes por donde el transcurrir literario se esfuma como los sueños. Allí no se oculta la tristeza del juguete de otro u otra. Allí está la niña sin padre, cuya madre se vuelve a casar y la abandona con la abuela. Pero ante las adversidades de la vida, con una actitud resiliente los seres humanos se recomponen, encuentran otros asideros para sus vidas, donde el referente es la clave del cariño. Reencuentros, hallazgos, a veces de magia y fantasía, pero que también sirven para vivir. Con toque surrealista y de gran ternura un caballo entra a un hospital para consolar a un niño enfermo, una muñeca que cuenta cuentos deja de hacerlo cuando llevada por la envidia de otra niña es “raptada” con engaños y vuelve a contarlos cuando su dueña la recupera. Podemos encontrar en el primer ejemplo la ancestral influencia benéfica de las mascotas y en el segundo esa fantasía, de firme raíz psicológica, de la niña con su alter ego y su lenguaje interior. El libro trata de cumplir con el principio que se plantea en la educación literaria de propender a sensibilizar, acercar afectivamente a los niños y niñas a las obras a la literatura de los distintos géneros, ya que en este libro se trabaja tanto la prosa como la poesía. Asimismo es necesario hacerlos gustarla y comprenderla, comprender su belleza y sus estructuras. A este trabajo podríamos llamarlo de apreciación literaria antes de todo otro intento.
El
autor, como docente sabe y así lo reflejan sus anteriores obras y su
trayectoria, que los docentes deberán tener conocimiento literario y
sentido crítico. Trabajar textos de nivel, en lo posible llanos y
penetrables, aunque no siempre la sencillez, es lo más recomendable. Es
necesario cuidarse de la literatura “para niños”. La obra literaria
debe ser sugerente, si se quiere inacabada, y dejar un importante margen
para la imaginación, para las distintas interpretaciones.
Ha
dicho Jorge Luis Borges: “
Creo que
uno sólo puede enseñar el amor de algo. Yo he enseñado, no literatura
inglesa, sino el amor a esa literatura. O mejor dicho, ya que la
literatura es virtualmente infinita, el amor a ciertos libros, de ciertas
páginas, quizá de ciertos versos. Yo dicté esa cátedra durante veinte
años en la Facultad de Filosofía y Letras. Disponía de cincuenta a
cuarenta alumnos y cuatro meses. Lo menos importante eran las fechas y los
nombres propios, pero logré enseñarles el amor de algunos autores y de
algunos libros. Y hay autores, bueno, de los cuales yo soy indigno,
entonces no hablo de ellos. Porque si uno habla de un autor debe ser para
revelarlo a otro. Es decir, lo que hace un profesor es buscar amigo para
los estudiantes. El hecho de que sean contemporáneos, de que hayan muerto
hace siglos, de que pertenezcan a tal o cual región, eso es lo de menos.
Lo importante es revelar belleza y sólo puede revelar belleza lo que uno
ha sentido”. Este libro refleja con claridad el sentimiento del autor, su amor por la literatura y por la infancia y a ellos le trasmite esos sentimientos, esa sensibilidad, la belleza y la sensibilidad que se anida en sus recuerdos, en esas recurrencias a la infancia que tan bien cultivaron Alvaro Yunque, José María Arguedas, Julio C. Da Rosa y Paco Espíndola, sólo por citar algunos. En síntesis, estos relatos, crónicas del pasado, con características fantásticas, campean, como se ha dicho hacia otro principio esencial de la narrativa: “la de hacer verdaderos, por la virtud de sus palabras, a los seres de ficción”. |
Luis Neira
De "Cuentos y poesías de mi lugar"
de
María
del Carmen Borda
-
2009
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