La Völuspa y el Havamal |
La Völuspa (primera parte de la Edda) La Völuspa es la relación de Völu "la Vidente o sibila", a la cual Odin, el dios supremo de la mitología escandinava invitó para que ante todos los demás dioses expusiera lo que su vista profética había captado. Los dioses se sentaron, cada uno de ellos en su trono, para escuchar. Ella habló de la divinidad solar y que ésta no sabía dónde estaba su santurario y andaba lejos un tiempo y volvía de nuevo. Es claro que esa vaguedad a propósito del sol, en el norte de Europa, cerca del Polo, cuando no se sabía casi nada de astronomía, debería parecer algo extraña. Así, suponían que el sol no se acordaba dónde estaba el lugar de su santuario, y algo como eso le ocurría a la divinidad lunar. Luego se refirió a Idavölla el lugar de la actividad incesante y el Midgard, la tierra. Escuchaban estas palabras, no sólo los dioses más antiguos, es decir, los Resir, que ocupaban el Asgardri, sino también los dioses nuevos, o si se quiere jóvenes que estaban en el Vanir. La vidente habló entonces de la creación de la primera pareja humana: el Askr (el hombre) y la Hembla. Curiosamente, en todos los pueblos, el origen de ellos se basa del mismo modo en una pareja inicial creada por la divinidad. Si no sabemos de las leyendas de los demás, creemos porque los hemos leído antes que el primer hombre fue Adán y la primera mujer, Eva. Pero si estudiamos las antiguas historias de pueblos, casi siempre hallamos que la iniciación de ellas se produjo por la existencia de una pareja formada desde luego por los dioses. Eso no asombraría; siempre cada pueblo antiguo creyó en una pareja, si es que tuvo memoria para ello. Lo curioso es que aún en este momento, los nombres que se dan a las divinidades supremas no son falsos, en el sentido de que si se cree en la existencia de una sóla divinidad superior, no importa cómo se llame. El problema de la multitud de dioses, quizá derivado de antiguas mitologías o de la divinización de cada aspecto de la naturaleza, es ya algo distinto. Luego se refiere la narradora a la lucha suscitada a través de la maga Gullveyg; a la que deseaban salvar unos, y la querían destruir otros. Y así, Gullveyg fue quemada y resucitada de nuevo tres veces. Odín había encargado a un gigante, el acto de levantar el palacio divino de los dioses, y cuyo premio sería la entrega de Freya. Pero lo que prometió no era con el deseo de cumplirlo, y cuando el gigante hubo concluído (o casi concluído según otras versiones) su trabajo, el dios Thor, bajo consejo de Loki, mata al gigante. Esa falta es el comienzo de la desventura de los Aesir o sea de los grandes dioses. Odín ha pensado que para ganar la sabiduría (que la otorga Mimir, un genio dueño de las aguas mágicas que la dan) debe, para beberlas, entregarle como precio, uno de sus ojos, y al final de cuentas, lo hace. Tras esto, sabe todo lo que pasará y en prenda de ello tiene un ojo de menos. ¿Y cómo morirá Balder, el joven dios que tanto quiere Odín? La Sibila ve, delante de sí, el ramo de muérdago que será funesto para ese dios. Se narra, pues también la muerte de Balder. Este había tenido, en sueños, la visión de que moriría. Entonces expresó eso a los otros dioses y ante tal presentimiento se decidió buscar que Balder resultara invulnerable. Nada podría causarle la muerte; así lo decidieron los dioses. ¿De qué modo? Es un tema que gustó siempre a los arios; es conocido el caso de Aquiles, al que se le hizo invulnerable, pero cuando Tetis, su madre, lo sumergió en un agua que le daba la total defensa corporal lo sostuvo del pie y ahí quedó una posibilidad de herida mortal. Y el flechazo de Paris, tema posterior a "La Ilíada" le provocó la muerte. Y en el caso de Isfandiar, del que también sabemos que resultaba invulnerable porque su dios, Zaratushtra, lo había sumergido en agua divina también, pero cerró los ojos, y así Rustem, avisado por el Simurgo logró causarle la muerte. Y un tercer caso es el de Balder. Frigg llamó a todos los seres vivos para que juraran no agredir a Balder y además de ellos a los animales y luego a todas las cosas: ni el fuego, ni el agua... nada. Pero Loki, que en las Eddas interviene de distintas maneras, pues lo hemos visto acompañar a otros dioses, tiene también, al alejarse de ellos la intención de destruirlos. Frigg invocó a cada cosa, a la que exigió que no debería actuar contra Balder, y al fin Loki descubrió, en medio de su maldad, que la diosa se había olvidado de algo, de la humilde planta del muérdago. Entonces Loki fue a hablar con Hother, un buen flechador, pero ciego, y le dijo que tirara a esa planta; él no sabía dónde, pero la arrojó con fuerza hacia Bader y le causó la muerte. En los tres casos parece imposible lo que causa la muerte, pero en el fondo, los arios querían expresar que puesto que el hombre no posee la inmortalidad, ella le llega por algo que no era previsible que sucediera. Tras otros aspectos, la Sibila ve las penas que seguirán a los perjurios, homicidios y adulterios. Y entonces ve también lo que acontecerá en pago de esto e inicia la descripción del Ragnarökkr, el crepúsculo de los dioses. El preludio de su relato se inicia con los versos de su visión: "Negro se hace el Sol en los estíos siguientes, desventura anuncia el tiempo. ¿Sabéis algo más?" Y luego se dice cómo Heimdal, que es quien cuida el camino que llega a la ciudad de los dioses, hace sonar la aparición de los enemigos, dioses, monstruos y anuncia el futuro combate, mortal para unos y para los otros. Se escucha el ladrido horroroso de Garn, un ser con la forma de un perro diabólico, que estaba encadenado en lugares profundos, o sea en el antro de Gnipa. Y ella describe la lucha tremenda, y hay un águila gigantesca que devora los cadáveres, y también cómo zarpa la nave de los muertos. Y la batalla se acentúa: "Del sur viene el gigante del fuego, Surta y abate a Freyr. Odín el gran dios, combate con Fenris, el lobo del invierno y en la lucha mueren ambos. Y enfrenta Thor a la tremenda serpiente del mar, que rodea toda la tierra y cada uno mata al otro. El sol se oscurece, la tierra se sumerge en el mar; desaparecen las claras estrellas del cielo; se extienden vapores y tufos de fuego y las altas llamas lamen el mismo firmamento. Y tras esta visión, la sibila ve salir de las ondas una tierra nueva, verde, que produce mieses sin ser sembradas. Y ve algo que aún no ha sucedido; que todo mal se convierte en bien. Los pueblos en paz conocerán una nueva edad de oro. La pérdida del mundo es -dice- el fin de los grandes y de los poderosos. Así ha visto la sibila lo que será un día. En cuanto al Havamal, Segunda parte de la Edda está compuesto de diversos textos, y esos manuscritos se hallan subdivididos, de modo que el lector o el que deseara armarlos se encuentra con un orden de temas a saber. 1º) Nos hallamos ahora ante un pequeño relato en verso de ochenta y tres estrofas, y se comprende, por lo que se expresa, que se refiere a la patria, cuando ya el paganismo está en vías de desaparecer. Pero aún se refiere a algunos de los antiguos dioses. El protagonista es Odín, pero un Odín distinto; tiene una manera de actuar que implica que el cristinanismo ha dado buenos pasos en esa tierra. No hay luchas entre las dos religiones y si unos, en una embarcación, van remando junto a otro que tiene la nueva religión no hay enfrentamientos mayores. Ahora se observa en este texto que Odín tiene un sentido ya más humanizado; no es un dios que está en lo alto y nada ve fuera de su propio poder; ahora, disfrazado, viaja por los caminos, llega a una casa, pide hospitalidad, y recibido en ella, su recompensa se convierte en dar buenos consejos. Cierto que al entrar contempla a los presentes para ver si es posible que haya algún enemigo del cual deba defenderse. Entonces se dirige a los dueños de la casa, elogia los valores morales de la hospitalidad, la convencienca de ser prudente delante de los diversos problemas que enfrenta un ser humano, aconseja la importancia de comer de modo moderado y de no mentir, ni escuchar las críticas malevolentes que pueden decir unos respecto de otros. En el texto hay partes en versos y citemos, por lo menos, una: "El hombre que no es sabio vela toda la noche en tren de meditar sobre todo; llega el amanecer; su cansancio lo agota. ¿Su miseria es mejor? Sigue tal como era". Nos damos cuenta, aquí, de la necesidad de trabajar y realizar algo productivo; pues con pensar inmóvil día y noche, no se logra sino fatiga inútil. ¿Otro?: "Cuando era joven me dio por vagar solo pero nada entendí de lo que veía; Sólo me sabía rico... hasta que hallé a un amigo. el hombre es la alegría para otro hombre". Y este otro ¿no servirá a quiénes profundicen este texto? "Mueren las bestias; los parientes mueren, y también muere el hombre pero la buena y justa fama no se muere. La justicia la ha dado y esa no perece"
2º)Esta va de las estrofas 84 a 110. Sigue hablando Odín, pero se ve que no tiene demasiada fe en las mujeres. Bueno; nada digamos y pasemos de largo, no sea que alguna lo lea y piense mal de Odín. 3º) Va de la estrofa 111 a la 137 Quien ahora toma la palabra no es Odín, sino un personaje que escuchó al dios, escondido desde luego, cuando aquel había ido al pozo de Urd. Son consejos similares a los de la sección inicial. 4º y 5º) Tienen alguna validez pero no agregan nada demasiado importante. |
por Hyalmar
Blixen
Suplemento Huecograbado "El Día"
21 de Julio de 1974
El 10 de octubre del año 2006 se efectuó un homenaje al Prof. Hyalmar Blixen en el Ateneo de Montevideo. En dicho acto fue entregado este, y todos los textos de Blixen subidos a Letras Uruguay, por parte de la Sra. esposa del autor, a quien esto escribe, editor de Letras Uruguay.
Ver, además:
Hyalmar Blixen en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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