Niño joven: Quizá en películas, en comentarios de otros, o en prensa te muestran muchos ejemplos de crueldad, de hombres que matan por motivos absurdos, sin respeto a los valores esenciales: la vida y el honor del prójimo, la libertad de personas y pueblos a los que sojuzgan, y los derechos humanos en general desconocidos por seres violentos y perversos.
Eso te sirve, desde luego, para que no seas cándido y sepas que el mal existe y te cuides de él, pero piensa que debes tomar el partido del bien, porque en él no estarás solo e indefenso; también hay hombres probos que te sostendrán y aconsejarán si te acercas a ellos.
Lee esto ejemplos que aunque están narrados como si fueran cuentos son historias verdaderas; algunos estarán por encima de tu comprensión actual, según tu edad y conocimientos que poseas, y otros por debajo de lo que ya sabes. En el primer caso, usa, si desconoces un vocablo, el diccionario, o si te parece pide a tus padres, maestros o profesores, que te aclaren lo que aún no entiendes, porque ellos tienen el deber de ayudarte y lo cumplirán con cariño. Un día serás tú quien explique a otros algo que no sepan.
Todo lo bueno que veas en el mundo actual que te rodea no lo hiciste tú: ni la casa en que vives, ni los alimentos que te nutren, ni el medio de locomoción que te lleva de un lugar a otro, ni el puente sobre el río por el que pasas. Muchos inventaron cosas buenas y trabajaron para hacer un mundo mejor, al cual has venido. Tiene todavía, sin embargo, muchos defectos, pues está muy lejos de la perfección. No desprecies el camino hecho por los que te precedieron, pero trata de mejorarlo con tu esfuerzo.
Un célebre poeta persa de hace muchos años, que escribió un libro al que puso por título "El jardín de las rosas" escribió, en el prólogo dedicado al lector, estas palabras: "Si de todos los poemas que en él encuentres te gusta uno, perdona a los otros por amor al que te agradó". Y yo te digo más o menos lo mismo a propósito de estos cuentos basados en hechos y personajes verdaderos, porque si hoy no te plugieran, quizá un día te resultarán ejemplos provechosos.
Un día Jesús, no importa si tienes o no una religión, enseñó a alguien una norma de buena conducta, y terminó con este consejo: "Haz tú lo mismo".
Tales palabras dan título a esta colección de ejemplos a seguir. |