El concurso

 

La mañana, no parecía de diciembre. Hacía demasiado frío. Se esperaba recién el calor al mediodía 
Los dos se conocían del trabajo de unos cinco años para atrás. Primero había ingresado Jorge y días después Gustavo que sería su compañero. Desde lejos se parecían por el uniforme. Se entendían conversando. 
Hoy, esperaban encontrarse, como siempre. 
A Jorge se le veía distinto. 
Lo miraba impresionado. Traía una aureola de alegría. Hablaba y se reía haciendo ruido. Levantaba y bajaba los brazos, como si fuera a volar. Hablaba y no escuchaba nada. 
Lo esperaba y lo seguía mirando desde cierta distancia No era el Jorge de todos los días, 
Despacito, sin hacer ruido con los pies, se le fue acercando. Estaba realmente curioso y sorprendido, más que nada por lo de la aureola. 
Cuando Jorge lo vio, no lo dejó ni decir “buenas”. -El sábado no vine a trabajar porque no estuve -comenzó Jorge a comentar- 
-Ya sé que no estuviste, si no te vi en todo el día. 
-Bueno, fijate que ahora te voy a explicar lo del concurso en el nuevo trabajo que me presenté. 
Lo escuchaba asombrado y mientras le brotaban las ideas. (“El” Jorge había dado un Concurso y estaba tan agrandado que parecía un “Dotor”) -Fue duro porque se presentaron como treinta entre hombres y mujeres. Primero quedamos ocho y yo resulté electo entre los cuatro mejores.(aseguraba Jorge sobre su éxito) 
-¿Y Para qué diste Concurso? 
-¡Para lavar el piso!...Tuve que dar el teórico y el práctico. 
A Gustavo le seguían brotando cada vez más pensamientos:¡El Jorge dando teórico del piso¡ -pensaba en silencio- 
Muy entusiasmado, entonces, le preguntó: 
-¿Y cómo es eso? 
Ya no lo paraba nadie explicando. 
-Primero se pide un balde que entren diez litros de agua exactamente, esto es lo primero de lo primero. 
-¡Ajá! –Asentía Gustavo prestando mucha atención- -Después tenemos el agua, no tiene que ser cualquier agua, sino agua de la canilla y confirmar que provenga siempre de ahí. 
Posteriormente, el jabón, debe ser líquido y de color rojo. 
Y lo más importante, el paño de piso. Es preferible que sea siempre nuevo, porque cuando tiene agujeros, por ahí se escapa la mugre y el piso no queda bien. 
Importantísimo es el palo con el cual se empuja el trapo. Debe ser de la misma altura que  quien lava el piso. 
Gustavo que lo escuchaba tan atento miró al Jorge –era medio bajo- Y le salió sorpresivamente de su cabeza otra idea:¡Menos mal!. De esa altura tenía palos a patadas… Seguía escuchando las explicaciones 
-Después viene el práctico. 
-Eso ¿qué es? 
-¡Se lava un piso! -Se lo dijo todo junto, mientras lo miraba y lo atendía. 
-Te voy a explicar de qué se trata este asunto del piso para que aprendas de una vez. 
Primero hay que ver la superficie de lejos, todo entero y demostrarle que no hay miedo. 
Después mirarlo fijo un buen rato para calcularle las medidas. Están en relación directa con las veces que se le va a pasar el trapo. Aquí está la parte más importante: “La forma de dominarlo”. Siempre tiene que estar la mirada tuya arriba y el trapo abajo. Esto da “Presencia” y queda muy bien. -Explicaba Jorge mientras hacía el simulacro- Y lo último que pensó más que una idea, de Gustavo ya era su mismísima conclusión:” ¡Por eso el Jorge ganó el Concurso!” Estaba asombradísimo con las explicaciones que había recibido. Esta manera de lavar el piso era única!... Siguió hablando… -Me voy de aquí. En esta semana me llaman. 
Desapareció y Gustavo lo quedó mirando más impresionado aún. 

Después de un montón de días hoy de mañana pasó Jorge en bicicleta. 
Gustavo, su compañero de cinco años de trabajo estaba como siempre y él pasó sin saludarlo, como que no lo veía. 
-¿Y el nuevo trabajo? ¿El del concurso?…(Preguntó sólo con su mirada) Quedó mirándolo. Sus ojos seguían dando vueltas con la rueda de la bicicleta, hasta que no se le vio más. 
Rascó su cabeza y la sacudió para probar si así podía entender. 
Y volvió a sacudirla, esta vez más rápido y repitió en voz alta: - primero se pide un balde que entren diez litros de agua exactamente, esto es…
Graciela Blanco

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