Ustedes saben que se cuentan muchas historias en torno a la
relación de abuelos, nietos.... La mayoría son inventos, fabulaciones que nos creamos para convencer a otros que nuestros nietos son perfectos, que los comprendemos, que hemos seguido su crecimiento en
armonía y que cada día nos sentimos más identificados con sus decisiones.-.
Pero en el fondo sabemos que no es así..... Cuando bebés, sus madres nos desconciertan con eso de “dar la teta a demanda”, cuando nosotros sabemos perfectamente que nuestros hijos se criaron con una
provisión de leche reglada, estipulada perfectamente cada dos, tres o cuatro horas, de acuerdo al crecimiento del bebé; lo que significaba
lógicamente aguantarse los gritos y llantos del niño que, no conociendo todavía
la regulación matemática marcada por el reloj en su incomprensión lloraba cuando se le
apetecía recibir el liquido elemento.- Hoy en día nuestros nietos lloran
también, pero la explicación de ese llanto hace referencia al sentimiento de
incomprensión e indefensión desarrollado por la sociedad que nos rodea, y exige que toda la familia acuda a terapia para superar esa etapa dramática en la existencia del hombre.
Y si les parece demasiado rebuscada esta interpretación, qué me cuentan del desprendimiento madre-hijo en el momento que el niño está en tiempo de
concurrir a una guardería o a un jardín de infantes.- En nuestra época, simplemente, cuando las abuelas y
tías se habían hartado de cuidarlos, por más que no queríamos confiarlo a manos ajenas
elegíamos cuidadosamente aquel lugar donde debería permanecer durante nuestras horas de trabajo, o de recreo,
según los casos.- Y allí terminaba todo.... El primer día, el niño lloraba desesperadamente cuando la madre se iba, pero después, a lo largo de varias horas de sufrimiento, comprendía que más vale “adaptarse que rebelarse” y generalmente el regreso de su madre lo encontraba jugando con los nuevos amigos que
había hecho.- Ahora no, durante diez, quince o más días, la madre acompaña al niño por un rato en su
adaptación al lugar; de manera que el niño asuma que allí puede disponer de su madre además de tener a mano juegos, amigos, maestras, etc.etc.- Resultado: que cada vez que la madre se retira, hay una escena de llanto, y ni qué decir el drama que significa la
incorporación a tiempo completo, sin la mamá, del joven en cuestión.- O sea que hemos avanzado al punto de retardar un
montón de días la tragedia, desgranándola en pequeñas dosis y culminándola
con una catarsis más o menos tan grande e intensa como la de antes.- Pero así avanza la ciencia......
Y de los Reyes, qué podemos decir.- Antes los niños confiaban en sus padres y abuelos y
creían a pie juntillas la historia de los regalos, los camellos y era toda una ceremonia familiar lo de colocar los zapatos y dejar pasto y agua para los animales.- Hoy los chiquilines comienzan en noviembre a calcular qué pueden pedir para las fiestas, y les explican detalladamente a sus papás cuál es el modelo de celular que quieren o
dónde se obtienen mejores precios para adquirir el MP3 más actualizado.- De manera que los pobres camellos deben haber muerto hace ya un tiempo por falta de agua, y no me sorprendería nada saber que tanto
Papá Noel como Melchor, Gaspar y Baltasar viajan en jet, y su nave es tan rápida que les resulta imposible aterrizar en Uruguay a pesar deque ya esté funcionando el nuevo aeropuerto.-
Pero seguimos adelante y llegamos a la pubertad (se acuerdan de esa palabra? Cuando las niñas comenzábamos a cubrirnos las rodillas y los varones se alargaban los pantalones y se llenaban de granitos?)
Acá sí que las cosas nos resultan incomprensibles: a los diez años ya tenemos los pijamas partys, los bailecitos, los noviazgos precoces, cosas todas que, en otra forma existieron desde siempre, pero que hoy son compartidos y aplaudidos por toda la familia, que se siente muy feliz de librarse por unas horas de escuchar cumbia villera a todo volumen, y que posiblemente no
pondría obstáculos si los adolescentes plantearan un viaje a la luna para divertirse.- Viva la libertad!!!! El día del cumpleaños
dejó de ser un acontecimiento familiar para convertirse en un exilio familiar, ya que los padres, hermanos mayores,
hitos y demás deudos deben desaparecer de la vista de los invitados, porque de lo contrario se les está coartando el disfrute.- Eso sí, cuando al día siguiente hay que limpiar el desastre,
lógicamente que el o la homenajeada debe dormir hasta las cuatro o cinco de la tarde por el cansancio, y es el
ejército de parientes el que recoge vasos rotos, puchos de cigarrillos, trozos de torta aplastados, servilletas sucias, limpia pisos y sillones manchados y devuelve su estado normal al espacio convertido por unas horas en
salón de fiestas.-
Y nosotros, los abuelos, seguimos hablando de nuestros nietos como si fueran querubines, de aquellos que volaban en las estampas religiosas, seguimos soñando que se sentarán en nuestras faldas para que les contemos un cuento de hadas; y solo aterrizamos a la dolorosa realidad cuando escuchamos que nos mencionan como “mi abuela, la que te dije que está medio
chocha”.- |