Las manos de la adolescente

poema de Orfila Bardesio

¡Oh tú que ibas a morir en mi vida
como distancias de la pradera,
que ibas a andar en mis huesos
como el amarillo en el trigo,
sin sombra, como el sonido, que ibas a pasear
en mis venas como el violeta en los lirios,
que ibas a entrar de pronto,
en mis castillos como el escándalo del sol
en la siesta sobre caballos sonoros,
o a lentos pasos como el olvido en la penumbra,
dejando detrás tuyo lastimados siglos, encendidas calmas!,
¡oh tú que ibas a abrir las puertas
donde esperan mis brazos como las aves sus propios vuelos,
y a invitarlos a navegar en un barco profundo!,
¡oh tú que ibas a contar mis latidos como guijarros,
como hierbas, como peligros,
que ibas a soltar mis cabellos
como los esplendores del verano,
que ibas a darme llaves para las ventanas del fondo del mar,
para la luz del ciego,
que pensabas llevarme sembrada en los planetas 
por todos los reinos derramados de la noche
hasta el primer Día!, 
¡oh tú que proyectabas asustar a la muerte
con un himno de semillas
obediente a mis flautas!,
las dudas callan tu rostro sin navíos,
y yo, gobernada por crueles números,
en un cementerio lluvioso
a solas con mis manos
estoy sentada, sin paloma que dormida, huya.
-Se sabe que estos murmullos proceden del agua,
porque está amaneciendo como siempre-.