Hoja de Francisco

poema de Orfila Bardesio

Vaso de agua que desde lejos vienes,
que padeciste castigos de la lluvia,
que atravesaste las piedras, descalzo,
los corredores fríos durante largas marchas invernales,
que tocaste ciudades sin hierba,
que en noche alta.
clamaste como un niño solitario
perseguido por una bandada de cuervos
en los extensos campos,
que dejaste a tus padres
dando a la tierra humildemente
sus lloros como los sauces,
y a tus tiernos amigos
sin tu graciosa compañía,
que maduraste el tiempo
en que tus hermanos durmieran
en sus lechos para que no quebraran tu partida,
y ya cerrados tus cuadernos para siempre,
saliste al mundo,
desnudo, sin juguetes.

Durante muchos días te olvidaste,

el pecho herido por montañas y raíces,

y en la intemperie de los mares
te perdiste.
Muchos días vientos impetuosos

contra el espacio te golpearon,

fieras sedientas
husmearon tus huellas en la selva.

Soles poderosos codiciaron tu infancia

caravanas y tribus guerreras

te hostilizaron en distancias secas.

Muchos días la lluvia ruinosa

del desamparo te vencía

y te inclinabas a morir

como las hojas de Otoño.
Pero cuando la luz te despertaba,

aunque lastimado, de nuevo

te hacías al trabajo del camino,

como si estuvieras sano.
De prisa corrías como una hormiga

con su carga para llegar con vida

a su destino.

Ahora que sonríes
en la intimidad que buscabas,
con silenciosa fuerza subes
por el limpio mantel de una mesa
a ofrecerte a la sangre de un hombre.