La Cifra |
La cifra lleva en si dos de las características más acusadas del cancionero uruguayo: su condición melódica eminentemente silábica y su carácter fuertemente individualista. No existe en todo nuestro repertorio lírico una sola especie que se cante colectivamente en coro ni aún en reducidas combinaciones vocales, y cuando la Cifra, que sirve para la "payada de contrapunto", la cantan entre dos paisanos -es la única especie vocal en la que puede intervenir más de una persona- lo hacen alternativamente y para pelear en verso cantado; es decir, para subrayar aún más ese acento individual que es la expresión más profunda de nuestro cancionero. Entremos al detalle de estas dos características. Desde la más remota antigüedad, toda melodía vocal pertenece a dos grandes y únicos géneros: el "melismático" y el "silábico". El primero es un largo floreo melódico sobre las vocales; con una pequeña estrofa literaria se canta una larguísima línea melódica; tales, el "canto gregoriano" en su periodo de esplendor del siglo VIII, y en el orden folklórico el estupendo "cante jondo" andaluz con sus infinitas vocalizaciones melismáticas sobre una sola y reducida copla. En el canto "silábico", por el contrario, la melodía marcha ajustada al texto literario, nota contra sílaba. En un tiempo se creyó que el primeo significaba una etapa más evolucionada del segundo, como si el melisma floreciera como un refinamiento cultural sobre un primitivo estrato silábico. Hoy ya nadie duda de que son simplemente dos conceptos melódicos distintos que no presuponen relación de continuidad de uno a otro ni significan distintas jerarquías artísticas. No son cualidades; son meras condiciones, si se quiere, temperamentales. Así nos podemos explicar cómo muchas tribus africana practican el canto melismático y como casi todo el "Pelleas" de Debussy es bella y lisamente silábico. La cifra criolla, es como toda la lírica folklórica uruguaya -Cielito, Estilo, Milonga, Vidalita, Canción- eminentemente silábica, lo que permite a aquélla desarrollar un largo poema de seis u ocho estrofas de diez versos cada una, en tres o cuatro minutos de duración total. Excepcionalmente al decline la melodía sobre la tónica se escucha una "apoyatura doble" a lo sumo. Tiene además otro detalle muy curioso desde el punto de vista de sus altitudes melódicas: en varios momentos, los versos internos de la estrofa no se cantan, se recitan simplemente; un recitado rítmico, desde luego, que configura más que un recitativo a la manera florentina del Renacimiento, una "melopea" griega de la edad precristiana. Decíamos que en segundo término, la Cifra era la concreción de un estado de individualismo lírico. No se practica en el Uruguay la más leve noción de polifonía popular, ni aún la más primitiva forma del "gymel" o canto gemelo de dos voces que marcha muy a menudo en terceras paralelas como en el norte argentino. El criollo canta solo y casi siempre él mismo se acompaña en su guitarra. La única fórmula de externación popular colectiva en el orden instrumental está concentrada en la rica y compleja rítmica de los tamboriles afro-uruguayos; pero hay poderosas razones sociales e históricas de solidaridad racial para que ello haya ocurrido así desde la época de la esclavatura. Cuando se habla de la "payada de contrapunto" cantada por Cifra entre dos juglares de nuestros campos, quizás el extranjero crea que se trata de un contrapunto a la manera clásica y esto significaría la más refinada y compleja forma de polifonía. Pero no es así: sentados frente a frente, el primero canta urna estrofa acompañándose con su guitarra y luego el segundo le responde repitiendo exactamente la misma estrofa melódica con la conveniente respuesta en la letra únicamente; terminada ésta, el primero vuelve a contestar siempre en el mismo pie musical, y así sucesivamente. Lo único que varía es la letra y en el texto literario estriba el contrapunto. Véase pues que ninguna relación de orden musical tiene con el contrapunto de toda la cultura sonora occidental. Pero hemos estado avanzando en el análisis de la Cifra sin decir previamente cuales eran sus funciones y características generales. Reordenemos estas líneas. En el siglo XIX la Cifra cumplía dos destinos. Era canción "a solo" sobre temas heroico, en sus primeros tiempos, y era también la fórmula melódica de la payada de contrapunto a la que nos hemos referido brevemente. En las postrimerías del pasado siglo cambia su función específica en estos dos aspectos. La Milonga la desplaza de la payada; los grandes juglares criollos del 1900 emplearon preferentemente la Milonga como forma de disputa cantada; nace el milonguero en la antigua acepción de este término. Por otro lado la Cifra "a solo" cambia también de contenido de una manera radical; de composición en verso sobre las luchas de la patria naciente se transforma en relato de gracia y picardía, de bailes, de yerras o de jarana En el siglo actual éste es el destino da la Cifra. En la historia del "pícaro" como esquema psicológico de nuestro folklore, la Cifra es su vehículo literario-musical. La forma del Estilo se reserva para el canto lírico noble y melancólico. En el vocabulario a la novela "Nativa" de Eduardo Acevedo Díaz en su edición de 1894, se establece que en 1823 los payadores improvisaban por Cifra sobre los sucesos que precedieron al desembarco de la Agraciada. No trae, desde luego documento Es de tradición popular que la Cifra en sus primeros tiempos podía cantarse con estrofas de cuartetas, sextinas y octavillas. A fines del siglo pasado ha ocurrido en su forma otro hecho trascendental: la estrofa literaria de la décima la ha devorado. Ya no se cantan en el Uruguay Cifras en sextina u octavilla como todavía se hace en algunas provincias de la Argentina. La Cifra en nuestro país se ha "decimalizado". Preludio instrumental (Allegro) Pero las características de esta especie son cuatro: 1) La alternancia ente la voz y la guitarra; cuando una habla, la otra calla. 2) La repetición del primer verso que proviene del antiguo juego de la payada de contrapunto; esa repetición no es otra cosa que un pretexto para hacer tiempo y pensar en la respuesta adecuada. Hay sin embargo una variante de la Cifra sin esa repetición. 3) El carácter general de "recitativo parlante" de su melodía para convertirse en recitado rítmico. 4) El detalle curioso de la veloz corrida al repetirse el primer verso en el cual el movimiento se duplica con respecto a la velocidad inicial. Cifra (2). - Lleva el número 327 de la colección y nos fue grabada en Rocha por el cantor popular Héctor Abriola, hombre joven de excelente ajuste vocal y vibrante calidad interpretativa. Este ejemplo tiene la arrogancia de las Cifras heroicas, y su letra de singular prestancia literaria, parece ser obra de algún poeta culto actual. Tiene la misma estructura musical que la anterior. Cifra-Estilo (3) - He aquí un ejemplo intermedio entre la Cifra y el Estilo. Fue registrada a Juan F. García en Minas y su versión es un modelo de afinación y carácter folklórico. Para ser enteramente una Cifra le falta la repetición del primer verso y a partir del cuarto se inicia una suerte de Cielito de Estilo. Pero para ser un Estilo completo le sobran esos rápidos "seisillos" que configuran una característica "corrida" de Cifra. Otro detalle importante es el hecho de hallarse en modo menor que no es común a la Cifra. La Cifra esté hoy en plena vigencia en nuestra campaña. Hemos recogido varías decenas de melodías distintas dentro de esta especie. Perdido el arte de la payada de contrapunto cuya teoría se desarrollaba en la fórmula de la Cifra, ésta última es hoy el vehículo de un canto individual, con el necesario acompañamiento de guitarra, en el que la picardía y el gracejo sin descender a la obscenidad, asoman su riente máscara. El cuadro es como todo encasillamiento, una fórmula grosera y exagerada de lo que hace el cantor, pero de todas maneras da una idea clara del movimiento y de la morfología de la Cifra. En general no llega nunca al Allegro y se mantiene casi toda la pieza en un "Andante rubeta" de carácter "risoluto". Además, a veces el cantor suprime algunos rasgueos intermedios y otras, excepcionalmente, puntea en la guitarra, redoblando al unísono o a la octava aguda, el tema cantante en los dos versos finales. En algunas versiones, debajo de los versos internos de la décima, realiza un largo trémolo en la guitarra. |
Cifra 2 (Minas) |
Cifra 2 (Rocha) |
I |
I |
por Lauro
Ayestarán
Suplemento Dominical EL DIA (Montevideo, Uruguay)
28 de marzo de 1948
Ver, además:
Lauro Ayestarán en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
email echinope@gmail.com
twitter https://twitter.com/echinope
facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce
instagram: https://www.instagram.com/cechinope/
linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/
Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay
Ir a índice de ensayo |
Ir a índice de Lauro Ayestarán |
Ir a página inicio |
Ir a índice de autores |