"Una monedita por favor..."- clamaba la joven descarnada en la puerta de la Iglesia.
No pasaba los veinte, en su rostro desencajado, resaltaban dos luces claras. Los pómulos salientes, la tez pálida, el porte escuálido, despiertan en mi una profunda tristeza.
Me alejo, vuelvo a observarla desde lejos y el eco de su voz quebrada me golpea "una moneda por favor, una monedita".
De regreso a mi casa, me encuentro con un tumulto frente a la Iglesia, gente curiosa, bomberos, policías.
Escucho la sirena de la ambulancia, no diviso demasiado, solo escucho murmullos, frases entrecortadas y algún que otro comentario morboso.
Parte la ambulancia, la gente se dispersa y puedo ver la calle pintada con sangre.
Pregunto "¿qué fue lo que realmente pasó?"
Un niño que vendía caramelos me contestó: "La muchacha que pedía limosna en la puerta de la Iglesia, cruzó corriendo la calle y un auto la atropelló"
Me quedé absorta, mirando sin mirar y al retomar el camino, recordé su mano huesuda y aquel "una moneda por favor.." volvió a retumbar en mis oídos. |