Nació en Cabo Polonio...
Creció y anduvo entre sus arenas juntando caracolas y piedras de diversos tamaños, colores y formas .
Su piel se tornó bronceada, sus pies callosos y su alma supo del vuelo de las gaviotas.
Reflejaba su silueta de junco en el mar por las mañana y disfrutaba intensamente el atardecer.
Podía caminar por el lugar con los ojos cerrados.
Se sentía libre y diáfana....
Soñaba con un día partir rumbo a lo desconocido, tal vez montada en un gigantesco caballo marino para encontrar al fin al príncipe de sus sueños...
Sólo entonces lograría titilar entre sus brazos como esa estrella de mar que tanto ha añorado y nunca pudo encontrar. |